Me sorprendió la alineación inicial del Sevilla FC. Teniendo tres jugadores de contención defensiva (Fernando, Sumare y Gudelj), Mendi puso sobre el césped a Rakitic, Oliver Torres y Suso. La presión asfixiante duró quince minutos. Es decir, la capacidad que tiene el depósito calorífico de los tres a pleno rendimiento. Esta tripleta junta en el mismo once suma tantos años y falta de fuerza como clase. Pero es un regalo para cualquier contrario que corra un poco, y mira que el equipo canario es bien canario y no corría mucho, pero movía bien el balón. El agujero en el centro del campo era obsceno. No entiendo por qué un hombre tan sensato y fiable como Mendilibar dibujó este equipo de salida con ese agujero, no precisamente negro, en el centro del campo que hasta alguien como yo, que no tiene ni idea de fútbol, lo presentía cuando en las pantallas se vieron los nombres.
El resultado es que se perdió la primera parte y una porción de la segunda. La confianza y el entusiasmo inicial dieron paso a cierto tedio, contagiado por el juego de los canarios, relleno de un más que peligroso nerviosismo contrarreloj. Si Mendilibar plantea luchar como «los chicos», cosa que no veo del todo mal (porque al final, los campeonatos se ganan jugando contra mastodontes), hay que tener guerreros, fuertes como Sumare, Ocampos, Lukebakio, Gudelj, Ramos… De hecho, el partido que más nos costó en la Europa League fue la final contra otros guerreros muy rocosos como la Roma, más que con el Maiuuu y la Juve. Fue el que menos jugaba y más corría (Roma) quien más tardó en doblar la rodilla. Jugando a lo de Mendi, era necesario muucho… más músculo… y empezar a dejar porterías a cero (el domingo Dimitrovic estuvo genial callando bocazas).
Aun así, hubo veintiséis tiros a puerta, lo cual es una enormidad aunque en la posesión del balón las cifras fueran desventajosas (44-56). A mí siempre me gusta leer la prensa local del rival semanal del Sevilla y mirar las crónicas del partido. Aunque soy sevillista, tengo una tendencia profesional, e incluso un tanto morbosa, en la búsqueda de la verdad. Leyendo la prensa canaria, veo que todos los diarios destacaban que fue el guardameta isleño quien evitó una auténtica goleada y nadie percibió el agujero que tanto brillaba ante nuestros ojos sevillistas.
Pero aún así, Mendi me confundió. Me sorprendió que el domingo Mendi fuera tan poco Mendi. Fue tan poco Mendi que incluso en la rueda de prensa perdió la fina ironía baserritarra y entró en «modo Sampaoli» con las lenguas y los traductores. La ironía baserritarra (como todas las lógicas campesinas) es la inteligencia más inteligente que existe, que es la inteligencia pragmática (adaptativa). Esperemos que Mendi vuelva a los campos de barro y coñac en el descanso, músculos ahora sí que tiene disponibles en la plantilla… y en eso Ramos no se va a quedar atrás.
1 comentario
Pues igual mañana ya no confunde , queda todo claro. Depende de cuantos nos metan los del Pamplona.