Los Biris viven

Nadie los nombra salvo cuando meten la pata. El año pasado fue desagradable, con incidentes, con desavenencias con la Junta Directiva, con silencios que se hicieron notar. Sin embargo, este año todo ha cambiado, para bien, y nadie dice nada. ¿O me estoy perdiendo algo?

Recuerdo el primer partido oficial de la temporada en casa, la eliminatoria previa de Champions que el Sevilla disputó contra el Estambul Basaksehir, aquel encuentro desastroso frente a los otomanos, en el que el equipo y la grada perdimos los papeles, nerviosos, incapaces de controlar la situación. Sin embargo, los Biris jamás dejaron de cantar, jamás dejaron de animar. Por un momento pensé que quienes en realidad nunca se rendían eran ellos y no el equipo. Ellos mantuvieron el tipo, hicieron lo que nos toca hacer a los que no tenemos ni la edad ni el talento para hacerlo en el césped. Y contribuyeron a que la pesadilla acabase con el pitido final del árbitro y no se hubiera demorado hasta hoy mismo. No puedo olvidar sus cánticos inquebrantables mientras a los demás se nos cortaba la respiración al ver cómo se perfilaba el futbolista turco. Y entre sus cánticos y nuestros sudores fríos en pleno agosto, la pelota la escupió el poste.

Lo de aquel día, aquellos cánticos eternos, lejos de ser anecdóticos, se han convertido en una norma jornada a jornada. Los Biris siempre han animado, han empujado, nos han contagiado su entusiasmo desde que existen, pero también han insultado, también han causado problemas y multas que ha pagado el club. Es cierto que equipos como los sevillanos hemos sido utilizados como chivos expiatorios de no pocas medidas arbitrarias de Tebas y sus adláteres, que hemos pagado culpas de otros con los que no han tenido…narices de enfrentarse. Pero también era verdad que había ocasiones en las que se metía la pata hasta el fondo y se colaboraba en entregar la cabeza del club en bandeja de plata.

Eso ya no ocurre. Lo que yo escucho en cada partido es el cántico entusiasmado de aficionados que animan hasta la extenuación. Una peña que canta, que no deja de cantar, una canción tras otra. Que nunca pita al equipo, que empuja, que festeja. Un grupo que sostiene, y que cuando faltó durante la temporada pasada, cuando se silenció, con razón o sin ella, nos hizo caer en la cuenta de que sin ellos ya no seríamos considerados el jugador número 12, tal y como aparece en el mural de preferencia.

Creo que es de justicia reconocer que, como ellos cantaron en el encuentro frente al Dépor, los Biris viven, y la vida que llevan ahora les sienta estupendamente. Y que igual que otras veces no lo hicieron bien, el cambio ha sido extraordinario, magnífico. Y hay que decirlo, e igual que lo digo yo, me gustaría escuchárselo a nuestros dirigentes. Las buenas noticias son también noticia, y si nos tocan cerca debemos sentirnos orgullosos. Para que en vez de por chivos expiatorios nos tomen como ejemplo.
Larga vida a los Biris. No dejéis de cantar, no dejéis de animar. Animar no es insultar, y la temporada que estáis haciendo es inmaculada. Ese es el camino. A por la victoria siempre.