Existe un consenso total sobre el hecho de que el Sevilla de la Champions League y el de la liga no han tenido esta temporada nada que ver. Las razones para esta extraña bipolaridad son dispares y seguramente cada una con distinta importancia. Cansancio, agotamiento mental, fichajes sin rendimiento, son algunas, pero también los intereses de los implicados han estado más en los grandes eventos.
Parte del plan
Puede que, en cierto modo, lo ocurrido en la temporada anterior tenga parte de culpa. Aunque el entrenador y el director deportivo abandonaron el barco voluntariamente, la esplendida Liga que se realizó quedó deslucida al final. Además, se criticó el insatisfactorio papel en Champions, cayendo en cuartos y en Copa, pronto, en octavos frente al Real Madrid. La planificación de esta temporada se hizo pensando en cambiar eso. Con la intención de llegar a las eliminatorias con más combustible, Berizzo comenzó la temporada con revolucionarias rotaciones. No le salió bien y el equipo, a pesar de hacer un comienzo prometedor, terminó cayéndose incluso antes que con Sampaoli. La gestión de la plantilla de Berizzo terminó por desconectar a varios jugadores, más que refrescar energías. Cuando Montella llegó, se encontró un plantel que no daba para un esfuerzo sostenido, por lo que concentró los esfuerzos solo en las eliminatorias.
La planificación no ha salido bien. Muchos jugadores, entre ellos varios fichajes, han aportado nada o muy poco, por lo que tanto física como mentalmente, siempre han hecho el desgaste los mismos jugadores. Cuando el entrenador ha intentado contar con los menos habituales, el equipo se ha estrellado con goleadas sonoras. Por eso, el entrenador no ha encontrado razones para contar más con ellos.
Montella es así
De hecho, el fichaje del entrenador napolitano apuntaba a esa dirección. Montella, que tenía cierta fama de saber preparar mejor una eliminatoria que los partidos de tres puntos, en el Sevilla ha confirmado esa percepción. Desde primera hora, el entrenador prefirió apretar en las eliminatorias. Seguramente, consciente de que el cuarto puesto era muy complicado de alcanzar. Emplear recursos en perseguir al Valencia y no alcanzarlo de todos modos, renunciando a la Champions, le pareció inapropiado. Finalmente, apostó por renunciar a la persecución liguera y pasar eliminatorias. Seguro que no esperaba que el problema de la Liga se complicara tanto como para ser superado por los perseguidores, pero así ha sido y ahora deberá rectificar el rumbo.
Calendario infernal
Con motivo del Mundial, el calendario de esta temporada ha sido especialmente denso. Mala noticia para un equipo como el Sevilla que, además de acumular partidos, los ha tenido sin apenas descanso. Mientras que muchos rivales ligueros han disfrutado de siete días para preparar los partidos, el Sevilla jamás ha gozado de esa posibilidad. De hecho, entre sesiones de recuperación y viajes, apenas ha tenido un solo entrenamiento serio para trabajar los encuentros.
Razones individuales
Por último, y quizás más importante, la plantilla ha estado claramente más metida en las eliminatorias que en la Liga. Algunos jugadores tienen claro que no van a quedarse y han apostado por premios que se puedan recabar este año. Menos interés han mostrado por la clasificación para disputar competiciones el año que viene, que no estarán. Podríamos señalar, por ejemplo, a Nzonzi, quien ha sido un jugador distinto en unas competiciones o en otras. Los rivales y escenarios fabulosos de la Champions han espoleado a algunos jugadores a los que luego les han faltado alicientes. En este grupo podemos meter, por ejemplo, a Ben Yedder. El caso es que muchos jugadores se han mostrado dispuestos a aportar esfuerzos en los grandes escenarios y poco interesados en las citas menos llamativas.
En definitiva, con unos jugadores que no han aportado y otros con exceso de minutos, el equipo está agotado. El entrenador ha priorizado las eliminatorias frente a la Liga. La planificación iba en esa línea con un calendario condensado y una motivación desigual. Todo junto lleva a que el objetivo de la Liga se haya perdido e incluso se ha puesto en peligro la clasificación para la Europa League. Una vez fuera de la Champions, quedan siete jornadas para rectificar.