Las aventuras de Juan Macana, mucho más que un palangana | Episodio 3

Es increíble lo bien que está saliendo todo. Mi plan no puede marchar mejor. Hay que perder partidos claves. Con quienes están arriba y con quienes están abajo. Es así. Si perdemos con quien va octavo, ¿qué nos espera ante el primero? El fútbol es ilógico, el Cádiz les mete cinco, nosotros le ganamos al Cádiz de visitante y “ellos” nos meten cinco. Lo que no entiendo es la gente que los felicita. ¿Ya no se puede llorar tranquilo? ¿Marcar bronca y rabia en tu casa? ¿Qué es eso de las redes sociales bien queda? “Felicito al rival…» ¡yo no felicito nada, y menos al rival! Si me fastidiaron el sábado y la mañana del domingo… Y todo ¿para qué? Para escucharlos festejar lo único que van a festejar este año. Que nos ganaron. ¿Se puede ser más…? Si, se puede.

Nosotros queremos estar cuartos. Nos conformamos con eso. Pero esto se acabó. Lo están viendo. Les duele. A mí también, pero por otro lado me alegro. La”fórmula” que tan orgullosos nos tenía, se agotó. Les confieso que no es por el juego. Prefiero que te metan cinco por atacar, que meter cinco escondido como un ratón, porque demuestra que es todo mentira. La posesión sin sentido, no sirve. ¿Cómo los convenzo yo, un pobre aficionado? ¿Cómo alguien que va a una tribuna a alentar puede planear una idea? Con paciencia. Con hechos consumados… y ahí lo tienen, no le ganan ni al que va octavo. ¿Saben qué sintieron la mayoría de los jugadores con esta derrota? Nada. Un poco de fastidio, es año de Mundial… algunos ven ir su última oportunidad de ser convocados, otros sienten que se puede haber complicado el mercado de pases. No es su culpa. ¿Qué otra cosa esperan, que les duela un escudo que conocen hace un año o dos? Se tiene que acabar que el Sevilla sea una camiseta que salta de pecho en pecho. Por eso me internaron el año pasado, cuando me di cuenta que el calvo traidor ya había logrado su objetivo que era ser convocado como entrenador de la Selección Argentina… y cuando vi que ustedes (sí, ustedes) se conformaban con ser cuartos y que ahora piden  fichajes… Claro, no pueden culpar al técnico.

Entonces, viene la desesperación ¿de quién es la culpa? ¿Quién permitió que nuestros rivales y primos festejaran en nuestro campo? A propósito… ¡que original es festejar toreando, nunca lo había visto! habría que patentarlo o multar al que lo haga. ¿Saben de quién es la culpa? Nuestra, por haber permitido que nos desmantelaran cada equipo que funcionaba. Por pitarle a los nuestros. Por haber permitido que dijeran que siempre tenemos la razón, como los locos, pero es el principio del fin.