Jules Koundé, el niño que nunca se rindió

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Cuando de pequeño quieres ser futbolista profesional,  no eres consciente de las exigencias que tiene el mundo del balompié. No sirves. Eres muy tímido. Demasiado pequeño para ser central. Cometes demasiados errores. No eres tan bueno… Así intentaron despertar de su sueño una y otra vez a un Jules Koundé que, aunque sí era cierto que era un chico introvertido, superó barreras una tras otra a base de talento. La historia que a continuación le contamos es la de un futbolista del que dicen que nunca se rinde… y siendo así, su destino tenía un claro color, el del Sevilla FC.

De uno más a un número uno

Formado en el fútbol amateur (Fraternelle Landiras, Olympique de Cérons y La Brède), no es hasta 2013 cuando por fin pasa las pruebas con un equipo profesional. Se trataba del Girondins de Bordeaux. Involucrarse en un grupo ya formado y adaptarse a las exigencias no fue fácil para un chico de catorce años muy introvertido. Su personalidad frenó en sus comienzos su potencial. Además, tenía la presión de que aquella era solo una temporada de prueba. Sin embargo, con la ayuda de su entrenador Jean-Luc Dogon, no solo se quedó, sino que sobresalió.

«Siempre ha tenido ese ángel guardián en su interior»

El joven Koundé sufrió un cambio en su interior. Cual mariposa, paso de protegerse en su capullo a brilla hacia el exterior. Alexandre Poirier, fundador y cronista de Formations Girondins (web referencia sobre la cantera del equipo galo), recuerda cómo tras superar sus miedos se convirtió “en el defensa con más proyección de la cantera”. Dejó atrás la timidez y desarrolló el liderazgo: “Sus compañeros y entrenadores lo elegían como capitán cada temporada”. Ahora bien, para el periodista, la clave del éxito se encuentra en una madurez inhabitual en jugadores de su edad: “Un entrenador dijo que era uno de los jugadores más maduros que había visto en los últimos años”. Ya en su juventud, brilló y realizó grandes actuaciones. Una de ellas fue en un partido ante Chamois Niortais. Poirier nos relata lo ocurrido: “En el último segundo, sacó el balón debajo de la línea. Siempre ha tenido ese ángel guardián en su interior. Después, en los penaltis coge la responsabilidad de tirar el definitivo y lo anota. En las redes sociales, empezamos a llamarlo “Koundé, ce héro” (Koundé, este héroe)”. Para redondear su eclosión,  fue campeón de Francia sub-19 en 2017. Jules ya estaba preparado para dar un paso más. 

Jules Koundé Girondins U-19
Jules Koundé, en las categorías inferiores del Girondins de Bordeaux | Imagen: Formation Girondins

Abrán paso, que viene el príncipe

En 2015, el club le propuso un nuevo desafío: romper la barrera de pasar al primer equipo. Póngase en su piel por un momento y sienta lo que él sintió, la ilusión de una joven promesa que ni siquiera alcanzaba la mayoría de edad. Sin embargo, sus comienzos se complicaron cuando los técnicos, cegados en los prejuicios de su estatura, le privaron de mostrar su talento en el eje central y pasó a jugar de lateral diestro. Aquella fue una decisión que frustró en muchos momentos a un futbolista que no veía en los demás la confianza en sí que él sí tenía: “No entendía porqué jugar de lateral, si me había formado de central. No conseguía ser yo mismo, jugaba mal”, declaró Koundé sobre sus inicios.

«Fue el primero de mis jugadores que me pidió hacer un trabajo en específico solo»

Tres años después (2018), Jules Koundé era como un volcán que había permanecido inactivo más tiempo de lo necesario. Su erupción en la élite fue bestial. No le importó ni su altura, ni la poca experiencia; tampoco debutar cerca del descenso. Jules era una estrella que brillaba con luz propia. Uno de los entrenadores que más le hizo crecer fue Gustavo Poyet. El uruguayo no puede esconder su orgullo de hablar sobre él con La Colina de Nervión. Cuando él llegó al banquillo del Girondins, no dudó en confiar en Jules. “Se lo ganó él. Yo no le di nada. Fue el primero de mis jugadores que me pidió venir por la tarde a hacer un trabajo en específico solo. Él me demostró que merecía jugar”, nos explica Poyet. Además de un compromiso digno de un estudiante, en los terrenos de juego su figura alcanzaba otra dimensión. Koundé era clave en los esquemas del charrúa: “Queríamos que se sumase en el medio del campo para crear superioridad. Jules tenía ese potencial para ir y para venir”. Además, dirigió por fin el centro de la defensa girondina, según Poyet, por dos razones: “Una, su potencia física. Se puede enfrentar a un delantero muy alto, pero le supera por su potencial físico. Después, su entendimiento del juego. Como él lee bien el juego, puede lidiar con situaciones de una manera muy apropiada”. Sus tres tantos apoyados en su “potencial, agresividad, confianza y poder de reacción” clasificaron al Girondins de Bordeaux a la Europa League esa temporada. En su primer año, pasó de ser una promesa a todo un crack, algo que puliría la siguiente temporada pero ya sin Gustavo Poyet.

Jules Koundé Girondins de Bordeaux
Jules Koundé, en uno de sus primeros partidos en Ligue 1 (temporada 17/18) | Fuente: AnthonyBIBARD/FEP/Panoramic

Su comienzos en Sevilla

Aunque la estima que Jules Koundé le tiene a su club de formación es inmensa, para alcanzar sus metas y seguir creciendo era necesario buscar nuevas experiencias. Y qué mejor club que el Sevilla FC para eso. En 2019, se convirtió en el chico de oro, siendo el fichaje más caro de la historia del club. Los cambios fueron importantes y dejar atrás el mundo que conocía desde su niñez afectó en su rendimiento. Comenzó jugando poco y mal. De puertas hacia fuera preocupó. Dentro del club, nunca. De hecho, así nos lo han transmitido dos personas muy muy importantes en la estancia de Jules Koundé en Nervión. Julien Escudé, parte de la dirección deportiva del Sevilla FC, sabe bien cómo se vivieron estos momentos de cierta incertidumbre: “Sabíamos que al principio iba a costar, pero conociendo el carácter, el entorno y la calidad del jugador… no teníamos dudas de que iba a coger ritmo con el paso de los partidos”. Un punto de vista que comparte su actual entrenador, Julen Lopetegui: “Empezó no jugando los primeros cuatro o cinco meses. Él supo en ese momento trabajar, esperar y saber qué cosas tenía que mejorar. Creo que fue lo ideal, porque el ponerlo antes de tiempo es más malo que no ponerlo»

«La evolución de Jules ha sido exponencial en todos los sentidos»

A pesar de todo, Jules Koundé fue ganando algo fundamental para su juego, la confianza. Una vez más, solo con su mentalidad, dejó atrás todas las dudas creadas y trabajó para ser un ídolo. Su desarrollo como jugador desde que fichó por el Sevilla FC sorprende,  incluso, al propio Julen Lopetegui: “La evolución de Jules ha sido exponencial en todos los sentidos, en aspectos tácticos, competitivos, técnicos y en entendimiento del juego. Es un chico que entiende la profesión de una manera muy positiva, que trabaja mucho y que entiende todo lo que le cuentas”. Rápidamente, Koundé se convirtió, junto a dos experimentados como Diego Carlos y Fernando, en un jugador clave: “Es un chico con personalidad, con buen pie y con tranquilidad para generar ocasiones y dar continuidad desde el inicio, algo que nosotros trabajamos mucho. Te permite defender lejos de la portería porque es un chico veloz y muy concentrado. Además, a pesar de no ser muy alto, es un chico muy ganador de duelos”. 

Jules Koundé durante el Real Madrid Sevilla
Vinicius Junior y Jules Koundé, durante el Madrid- Sevilla | Imagen: GABRIEL BOUYS/AFP via Getty

Jules Koundé, estandarte del Sevilla FC

Para alcanzar la felicidad, un futbolista debe sentirse bien a nivel individual y colectivo. Eso, Jules Koundé lo adquirió con suma facilidad a comienzos de 2020. Sin embargo, en la vida…  aparecen problemas que interrumpen tu vida sin previo aviso. Jules Koundé tuvo que soportar, a sus veintiún años de edad, una situación marcada por la muerte y la desgracia. Algo que, además, ocurrió lejos de su familia. 

«tener ese potencial en las dos áreas te lleva al nivel que ha tenido en los últimos meses»

Sin embargo, lejos de rendirse, honró y alegró al sevillismo. Su rendimiento superlativo facilitó  lograr los objetivos en aquella primera edición de LaLiga. Sin embargo, quedaba más y en un año de pandemia, confinamiento, muerte y sufrimiento… la ilusión era la Europa League. A esa corta edad, a mucha gente le habrían temblado las piernas por la presión… pero no a él. Jules Koundé es diferente. Él crece de forma directamente proporcional a la presión que haya a su alrededor. Lejos de esconderse, tal y como nos explica Escudé, creció a la par del equipo: “Partido tras partido, se fue sintiendo más importante. La autoestima subía y eso, conociendo al jugador, le venía perfecto. A pesar de que había un partido cada vez más complicado, siempre se sentía él mismo, con el equipo más armado. Eso es lo que sentimos nosotros en 2006, la fuerza colectiva estaba por encima de todo”.

Tras imponerse a las delanteras de Roma, Wolverhampton y Manchester United, llegó a la gran final. Una cita cargada de simbolismo para jugadores como Banega o Navas. Jules Koundé no podía permitirse fallarles. Y como los grandes jugadores, en los momentos más exigentes se lució. Demostró por qué Poyet piensa que es un jugador único: “Vos te podés conformar con ser un buen defensa, te podés conformar con pasar bien la pelota, pero tener ese potencial en las dos áreas, tanto ofensiva como defensivamente, te lleva al nivel que ha tenido en los últimos meses”. En defensa, neutralizó a Lukaku y Lautaro. En ataque, fue clave en el segundo gol de De Jong. Para redondear la noche de aquella gran final, hizo lo mismo que hacía con las inferiores del Girondins: salvar un gol en los últimos minutos. La diferencia entre los dos contextos son evidentes, pero en un jugador sereno y con la victoria en sus genes, eso no importa… y Jules Koundé levantó su primer título.

Jules Koundé Sevilla FC
Jules Koundé salva un gol en la final entre Sevilla e Inter | Fuente: UEFA

La mejor temporada de su vida

Gustavo Poyet, quien conoce muy bien a Koundé, explica algo que es primordial en el francés: “Jules tiene una mentalidad parecida a la mía, quiere llegar a lo más grande. A uno le gustaría quedárselo siempre, pero el jugador también quiere crecer”. A mediados de septiembre, recibió una llamada inesperada: “Hablé con Guardiola por teléfono. Salió bien. Estaba interesado en ir allí, tenía garantías de jugar”, afirmó el central en Canal Plus. El Manchester City le ofreció cumplir su sueño. Sin embargo, su quimera se evaporó cuando Monchi, principal valedor de Koundé en Nervión, rechazó los millones de los petrodólares del City: “Valoramos pros y contras y creemos en la proyección de un chico con 21 años con mucho terreno por delante”, sentenció el director Deportivo sevillista en El Desmarque. Para Julien Escudé, esta fue una decisión acertada para seguir evolucionando correctamente: “Todo es una evolución y etapas. Jules tiene un plan para su carrera, lo tiene bien mentalizado. Y de eso dice mucho que después de Burdeos elige Sevilla. Entonces… ¿la oferta del verano? Aguanta la presión, le viene bien sentir que hay grandes que lo miran, pero yo creo que va a ir a su ritmo con el club, creciendo poco a poco, hasta que llegue una oferta, cuando se irá o no. Creo que Jules está bien mentalizado”. Su fichaje frustrado fue la primera de las varias decepciones del comienzo de temporada. 

«cuando veo jugar a Jules nunca veo una debilidad»

En una oda a la profesionalidad, característica poco habitual en el fútbol moderno, Jules Koundé volvió más fuerte que nunca. Sin descanso, jugó casi todos los partidos. Un físico privilegiado cuya clave podría ser, según Lopetegui, su personalidad pausada: “Es un chico que tiene un poco la capacidad de los osos. Es capaz de parecer que está invernando en su vida. Duerme mucho, muy pausado, muy tranquilo, pero cuando compite… se transforma. Optimiza todas sus energías”.  Esta serenidad la muestra también en el césped y esta última temporada ha evolucionado en todos los aspectos, según su compatriota Julien Escudé: “Ahora actúa de forma muy pensada. Ha ganado en seguridad defensiva y autoconfianza. Lo más impresionante es que cuando veo jugar a Jules,  nunca veo una debilidad. Tiene una gran mentalidad, está super concentrado, super focalizado al partido. No transmite preocupación… Está siempre igual. Piensas… ‘es una roca, aquí nadie pasa’ «. Jules Koundé ha volado en su segunda campaña y ha alcanzado el clímax en el Sevilla FC. Su autoridad en la élite es incuestionable y, aunque no ha conseguido sumar más títulos, si ha contribuido a batir el récord de puntuación del club, además de vivir momentos inolvidables como su gol maradoniano con el Sevilla FC ante la mirada de Messi.

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Koundé, celebrando el tanto anotado frente al FC Barcelona en Copa del Rey | Imagen: Fran Santiago/Getty Images

Sin límites

Michael Jordan afirmó una vez que «quien dice que juega al límite, es porque lo tiene». Al contrario que otros muchos jugadores, el límite de Jules Koundé es una incógnita. A pesar de un rendimiento inmaculado, su margen de mejora, como dice Lopetegui, es amplio: “Es un chico muy inteligente que le gusta mucho el fútbol. Él es consciente del margen de mejora que tiene y quiere trabajar mucho para mejorar. En ese aspecto, el margen de mejora es muy grande. Cuando hay un jugador de veintidós años, con esa mentalidad y esas ganas y esa inquietud por mejorar cada día, la mejora es segura”.

El futuro es incierto, pero el presente de Jules Koundé indica que es de los mejores centrales del mundo, que es internacional y que todo esto lo ha conseguido en el Sevilla FC. Esta es la historia de cómo un niño introvertido al que pocos supieron valorar nunca se rindió. El camino que siguió un joven futbolista hasta ver cumplido su sueño y verse reconocido por el mundo del fútbol como uno de los mejores defensas del balompié actual. Como a la propia afición del Sevilla FC, a Jules Koundé nadie le pudo robar sus sueños. Dicen que nunca se rinden, ni uno ni otros. 

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