En este parón por el COVID-19, varios jugadores del Sevilla han concedido entrevistas a medios de comunicación mostrando su lado más humano. Este es el caso de Joan Jordán, que ha tratado varios temas relacionados con cómo se reparten las faltas en el Sevilla y su experiencia como visitante en el Ramón Sánchez-Pizjuán.
Lanzador de faltas
Joan Jordán ha sido uno de los nuevos fichajes de esta temporada que mejor rendimiento ha dado. Empezó el curso como un tiro, y a pesar del bajón que dio, sigue siendo un jugador de vital importancia en la plantilla. Para él, su temporada está siendo buena: «Sí es verdad que es imposible estar a tu mejor nivel 30 partidos, siempre. Empecé muy bien, tuve un tramo bueno, no metes goles y parece que cuando metes estás mejor, pero estoy en desacuerdo. Me quedo con muchísimas cosas a nivel de juego». El centrocampista ha demostrado que es un gran lanzador de faltas, a pesar de que últimamente no las está lanzando: «El entrenador puede dar unas directrices, pero a nivel de faltas directas, a pesar de que he tirado pocas, Alavés dos o tres más, si me veo con mucha confianza voy a por el balón y lo más normal es que la tire, a no ser que haya otro con muchísima confianza. Cuando jugamos Éver o yo, es un poco el que se note con más confianza. Cuando planto el balón el día del Alavés mi sensación es que si logro pasar la barrera es gol, y fue gol. Es el que tenga confianza, el que le salga de dentro tirarlo. A nivel de córner y faltas laterales sí lo marca el entrenador».
Joan Jordán, de visitante
El ex del Eibar tuvo la oportunidad de visitar el Ramón Sánchez-Pizjuán antes de que se convirtiera en su casa. En la primera ocasión, jugaba con el Espanyol y disputó la segunda parte. También a ello se refirió en su entrevista con los compañeros de ElDesmarque y afirmó: «Escuché el himno en el banquillo y pensé ‘Madre mía, ojalá pudiera jugar aquí. ¡Vaya pasada!'». El partido más vibrante que ha vivido en el feudo sevillista como visitante fue la temporada pasada con el Eibar. El Sevilla consiguió igualar el encuentro en los últimos minutos cuando iba perdiendo 0-2. «Hicimos 85 minutos bastante superiores, estaban en un mal clima con Machín y lo aprovechamos. Expulsan a Éver… Y del 85 al 94 que pita el árbitro tengo la sensación de que nos van a meter cinco goles». Nervión demostró por qué es uno de los estadios más temidos en España: «Nos meten el 1-2 y la sensación es que el estadio se cae. La sensación es, nos toca sacar de centro, la vamos a perder, nos van a meter en el área y nos van a meter. Es una sensación única. Cuando equipo y afición van de la mano es muy difícil».