Grado 2

Llevo varios días escuchando en las noticias deportivas relacionadas con el Sevilla FC la expresión “Grado 2” (salvo en las noticias deportivas de Getafe, que allí son más de decir “Eso no ha sido nada”), que se me mezcla con la expresión “Tercera ola” en las noticias nacionales y con “Fuerza 4” en las noticias meteorológicas. Y con tanta expresión y tanto dígito, uno, que es de letras, ya no sabe si está a favor, en contra o viceversa.

Como en otras situaciones similares en las que estoy en un apuro de este calado, recurro a los benditos internetes, que lo saben todo, como mi cuñado, pero sin vaciarme el mueble bar.

Empiezo a investigar y descubro que “Segundo grado” es el curso que estudian los chavales de entre siete y ocho años. En Matemáticas, aprenden las operaciones básicas (sumar, restar, multiplicar, dividir y recuperar un tobillo con los ligamentos dañados). En Lengua, aprenden ortografía y gramática, sobre todo gramática parda (“falta de cultura o refinamiento”). Y en Ciencias Naturales estudian las diferentes especies de seres vivos, aprendiendo a distinguir entre los jugadores de fútbol y los animales salvajes.

En materia de Dependencia, el grado 2 hace alusión expresa a la necesidad por parte del entrenador de turno de una ayuda de dos o tres veces al día para realizar ciertas actividades (tales como pensar, expresarse dignamente con un mínimo sentido común y acompañarle al baño para que no haga sus necesidades en rueda de prensa)

En lo que se refiere a la pandemia en sí, la alerta 4 cuenta con un grado 2 que supone el cierre perimetral y el de toda actividad no esencial. A mí se me ocurre un candidato para dejarlo encerrado una buena temporada y sin capacidad de desarrollar ningún tipo de actividad. Es más, yo le prohibía ponerse el chándal hasta para ir a lavar el coche el domingo por la mañana.

Por su parte, las quemaduras de segundo grado causan dolor (mucho dolor, y rabia), enrojecimiento de la piel (provocado por la vergüenza ajena), hinchazón (de salvan sean las partes) y ampollas como una olla.

Si nos fijamos en las compañías de Seguridad, que analizan las amenazas también por grados, comprobamos que en el “Grado 2”, y cito textualmente, “el sistema puede resistir atacantes experimentados con equipos especiales”. Y no creo que dentro del capítulo de equipos especiales encontremos una partida referida a las espinilleras… Y sigue “Es adecuado para un apartamento, una casa o una oficina”. O sea, que para un terreno de juego va a ser que no…

Sin salir de este ámbito profesional, las alarmas de grado 2 tienen la particularidad de que avisan inmediatamente a la Policía (cosa que ya hemos comprobado que, arbitrando según quién, se hace más necesario si cabe) y de que están reconocidas y homologadas por el Ministerio de Interior. Desgraciadamente, el fútbol, y el Deporte en general, está inscrito dentro de las competencias del Ministerio de Cultura.

Para la OMS, que no es un mantra para relajarse sino la Organización Mundial de la Salud, una emergencia de grado 2 es “un evento que afecta a uno o varios países” (¿alguien ha contactado ya con Argentina?) y “que requiere una respuesta moderada”, o sea, no saltar como un energúmeno a lanzar mamporros a diestro y siniestro para luego hacerse la víctima y el ofendidito.

Por último, según la escala Richter, el grado 2 apenas recibe el calificativo de “Incidente”, restándole todo tipo de importancia y asegurando que se producen más de mil al día. De confirmarse esta información, podríamos sacar dos conclusiones claras. La primera, que el tal señor Richter es un colegiado español perteneciente a la Real Federación Española de Fútbol, especializado en pitar en contra, valga la redundancia, del Sevilla FC. Y segunda, que si se producen más de mil al día, ya sabemos por qué los hospitales se encuentran sobresaturados y al borde del colapso: no es por el coronavirus, no, sino por las operaciones de tobillo. Susmuertostós.