Hoy son muchas las voces que alaban el juego del Sevilla frente al Atletico de Madrid. Titulares que ven en el punto obtenido una victoria moral que parece muchos daban por perdida como visitante. Que si «un punto, un puntazo», que si «punto de oro», que fíjate tú lo que lucharon pese a la doble expulsión de Vitolo, que vaya cantidad de amarillas… Pero señores, efectivamente, una victoria es una victoria, y un punto es un punto pero ¿son necesarios esos comentarios de ínfula pesimista? Y digo esto porque una vez leída la prensa y las crónicas postpartido, parece que nadie confiaba en los de Emery en el Calderón porque a la vista de lo escrito…
Me vengo a referir a que los de Nervión tenían un handicap duro de romper como era el no haber conseguido victoria en Liga jugando fuera del Sánchez Pizjuán. Pero de ahí a titular que el punto recibido sabe a gloria, hay un trecho.
Los rojiblancos hiceron un partido muy organizado, se enfrentaban al líder de la clasificación. Un más que destacable juego defensivo que sumado a la actitud de Llorente y Escudero dejó a los de Simeone muy descolocados, tanto que tras el descanso no vieron otra salida que hacer algún que otro cambio.
Fue un partido duro, trabajoso, agresivo en algunos momentos y muy cuerpo a cuerpo pese a algunas incomprensibles tarjetas a jugadores sevillistas como la doble amarilla a Vitolo. Y ahí explotó el banquillo visitante. Fruto de la sinrazón, Iglesias Villanueva opta por expulsar del partido a Unai Emery tras mencionar, con todo su derecho, que lo que acababa de pasar era «una vergüenza».
Y sí, vergonzosa resultó la actitud del colegiado a la cual hoy no le encuentro ninguna explicación. La verdad es que estuve un tiempo preguntándome si hubiera actuado igual de haber sido el banquillo local el que hubiera lanzado semejante exabrupto (léase con ironía). Aun así, mírese con sentido del humor que es la expulsión número uno de Emery en Primera División y es uno, también, el punto que consiguen sus pupilos fuera de casa. Pero lo que es una vergüenza, es una vergüenza.
Por cierto, ¿alguien me explica lo de plantar un olivo antes del partido? Lo que yo decía, una vergüenza.