Esperpento, esa es la palabra. Ridiculez y notable falsedad, como sinónimos del comunicado emitido por el Comité Antiviolencia. O si preferís otra definición, tal y como diría Valle – Inclán, la deformación sistemática de la realidad. “Se formó la gozadera”, una pancarta que podría costar al Sevilla FC una sanción de 120.000 euros. En fin, por sí mismo suena un completo sin sentido.
Queridos aficionados, bienvenidos a un nuevo esperpento futbolístico. Un esperpento que pretende incluso, el cierre temporal del Sánchez – Pizjuán. ¿Alguien encuentra motivos suficientemente sólidos para acatar una sanción de 120.000 euros? Lo que os decía, no hay respuesta, sólo esperpento. En la cola de las tantas acusaciones disparatadas, encontramos una supuesta falta de colaboración con las fuerzas policiales. Pero señores, es necesario decir que en casa, la entrada está denegada para esperpentos. El Sánchez – Pizjuán no mantiene ningún tipo de compatibilidad con actuaciones violentas y precisamente, la pasividad no encuentra asiento entre las gradas del estadio.
No existen persecuciones justificadas ante una denuncia de índole esperpéntica. Las palabras del comunicado muestra gran obsesión por el equipo nervionense, y como resultado, el Sevilla FC está inmerso en una campo de indignación. Ante los cánticos de “Iniesta Subnormal” en el estadio del Athletic de Bilbao, o el mencionado “Shakira es de todos”, ¿que tipo de sanción se les presenta? Increíble, de nuevo no hay respuesta, sólo esperpento. Dejando a un lado aquello que también podrían significar sentencias por parte de la Comisión Antiviolencia, centrémonos en la esencia del artículo. En el campo rojiblanco, no hay espacio para esperpentos. No existe cabida para el apoyo a grupos radicales, ni pancartas que inciten a la violencia. Es ridículo, es la absurda sentencia de pagar una cuantía de 120.000 euros.
Lo que os decía, nada de esperpentos en casa. La entrada está denegada a todas aquellas actuaciones que conlleven a las situaciones de las que se nos acusan. El Sevilla FC conoce perfectamente sus fundamentos, bases que se posicionan en contra del carácter malintencionado del comunicado. Eso sí, ahora toca defender estos fundamentos.
Muy injusta la sanción. Por supuesto, condena a todas las formas de violencia. Pero todos a por igual, no siempre pagando los mismo.