Al Sevilla aún le queda mucho por mejorar si quiere alcanzar el nivel de juego que se espera. Mientras tanto, no para de ganar, lo que hace mucho más fácil esa transición en busca de la mejoría. Vitolo y Navas fueron los protagonistas.
Pocas ocasiones
En líneas generales, los de Berizzo fueron merecedores de la victoria en un partido espeso en el que ambos equipos crearon muy pocas ocasiones (9 remates sevillistas a portería y ninguno por parte de los canarios, que ofrecieron una noche muy tranquila a Sergio Rico). A base de empuje, el Sevilla se fue adueñando de la posesión hasta alcanzar un 59.2%, lo que le permitió ir encerrando cada vez más a su rival. Otro dato significativo fueron los corners de uno y otro equipo: hasta doce sevillistas por ninguno canario.
Empuje sevillista con premio
El partido fue avanzando con un insistente Sevilla que quería y no podía. Atacaba sin claridad y generando pocas ocasiones reales – la más clara, un mano a mano de Ben Yedder que consiguió despejar el guardameta visitante -. En busca de esa mayor clarividencia en el último tramo del campo, entraron Sarabia, Banega y ‘Mudo’ Vázquez, y el equipo lo notó. Las Palmas se agazapaba atrás (35 despejes frente a 6 de los hispalenses), y el Sevilla lo intentaba una y otra vez con centros desde la banda (hasta 35). Y precisamente en uno de esos centros, cuando el partido parecía condenado inevitablemente al empate, Jesús Navas consiguió marcar con mucha fortuna el tanto de la victoria en su partido número 400 con la camiseta del Sevilla.
Tras el gol, no hubo tiempo para mucho más. El Sevilla salió airoso en la vuelta de Vitolo al Pizjuán y continúa su progresión. Solidez defensiva (4 partidos seguidos sin encajar un gol en Liga) y posesión como cimientos sobre los que crecer, aunque sigue faltando dinamismo, velocidad y profundidad en ataque. Como dice Eduardo Berizzo, cuidado, las victorias no deben distraer al equipo de las cosas que aún necesita mejorar.