La decimoquinta jornada de la Liga Iberdrola trae a Sevilla uno de esos encuentros en el que los hispalenses enfrentan sus sentimientos: Sevilla-Betis. En efecto, el domingo 23 de diciembre a las 13:00 horas, la ciudad deportiva José Ramón Cisneros acogerá uno de los partidos más importantes para el conjunto del recién llegado Cristian Toro, uno de esos encuentros que pueden marcar un antes y un después en el devenir de la temporada. Además, la oportunidad de conseguir una victoria que saque al equipo de la zona de descenso y de verse arropado por un grueso de la afición era inmejorable. Sin embargo, la noticia de que será el campo 4 donde se desarrollará finalmente el encuentro ha tirado por tierra toda la ilusión de atraer a la hinchada al derbi femenino.
Una decisión ilógica
Que el Sevilla Atlético juegue también como local es la principal razón para que el partido no se celebre en el Jesús Navas. Sin embargo, que el fútbol femenino no goza de un atractivo especialmente llamativo para la gran mayoría de aficionados es una realidad. Precisamente por esto, parece claro que desperdiciar un derbi femenino para enganchar a los aficionados es tirar a la basura una oportunidad de oro. Y es que si algo tiene claro el Sevilla es que la afición es un buen jugador número doce y que, por consiguiente, tener el aliento del sevillismo en la grada siempre es una ventaja para cualquier equipo que defienda la marca S.F.C.
A pesar de todo lo anterior, la gran polémica levantada en torno a esta decisión entre los grandes aficionados al fútbol femenino viene justificada por otra cuestión de más envergadura. Efectivamente, relegar un derbi femenino a un campo secundario, teniendo la oportunidad de jugarlo en el principal (Jesús Navas) o en el Sánchez-Pizjuán, no parece tener ningún gran argumento, ya que ninguna de las dos canchas tendrá uso ni en ese día ni a esa hora. Además, la polémica no ha solo ha llegado a los aficionados, sino que ha trascendido a la esfera profesional, e incluso la jugadora verdiblanca Priscila ha dejado ver en Twitter su descontento para con la decisión de la entidad nervionense.
Una guerra abierta
Aunque todas las miradas están puestas en estos momentos sobre el club rojiblanco, ya el Betis la temporada pasada tomó la decisión de que el derbi se jugara en uno de los campos secundarios de la ciudad deportiva. El Sevilla por su parte en la vuelta, en lugar de dar una lección, decidió destinar el encuentro al campo 4, el mismo que en esta ocasión. En este sentido no deja de dar la ligera impresión de que en medio de estas asignaciones podría haber una guerrilla institucional que, lejos de favorecer a los equipos femeninos, hace un flaco favor al derbi femenino y al fútbol femenino en general.