No podemos valorar la evolución de Franco Vázquez en el club hispalense sin echar la vista atrás y recordar sus anteriores temporadas. Desde que se produjo el fichaje de este futbolista, la polémica y la diversidad de opiniones en el sevillismo sobre su forma de juego eran una constante. El Mudo siempre tuvo detalles de calidad propios de su manera de entender el fútbol, pero la afición echaba en falta algo de ímpetu y sangre caliente a la hora de jugar.
Nuevo rol
Con estos precedentes, el mediapunta argentino se encontró con la tarea de hacerse con un hueco en el sistema de Machín. El esquema del soriano no facilita la inclusión de este tipo de jugadores de corte ofensivo, pero Franco Vázquez ha sido el perfecto ‘tapado’ del entrenador. Se ha convertido en un jugador de vital importancia y, además, aporta el toque de magia que todo equipo necesita. Cuando el entrenador ha optado por dar descanso a este jugador, el equipo ha sufrido notablemente. El ejemplo más claro y reciente lo encontramos en el último enfrentamiento de UEL en territorio ruso. En este enfrentamiento, el equipo se vio desbordado y no fue hasta la inclusión del Mudo en el transcurso del partido cuando el equipo hispalense reaccionó y empezó a llegar con más claridad al área rival.
Un todoterreno
Con ocho partidos jugados en liga y un total de 619 minutos, el Mudo dispone de números de sobra que avalan su esfuerzo. Ofensivamente en esta nueva temporada lleva dos asistencias y un gol. Lo extraordinario y llamativo llega cuando nos fijamos en sus estadísticas en defensa. En tan sólo ocho jornadas de campeonato liguero, el futbolista argentino lleva 48 recuperaciones de balón. El esfuerzo es patente, Franco Vázquez lo está dejando todo en el terreno de juego y tiene gran parte de culpa del éxito de este nuevo Sevilla. Este jugador cada vez está ganando más adeptos en el sevillismo y si mantiene su nivel, lo seguirá haciendo sin complicaciones.
Esfuerzo reconocido
Cada vez que el Mudo recibe el balón, los sentidos del espectador se ponen en alerta. La calidad y seguridad del futbolista cuando tiene el balón en sus pies son cualidades dignas de admirar. Si a esto le sumamos que es el jugador que más kilómetros recorre por partido (más de 10 en cada partido), a la grada no le queda más que aplaudir su esfuerzo. El futbolista está siendo una de las piezas claves del entrenador. Su polivalencia y buen hacer, tanto en banda izquierda como en el centro del campo, le permiten disputar los 90 minutos en la mayoría de encuentros. El jugador se siente importante con este nuevo esquema y, si nada lo impide, seguirá disfrutando y haciendo disfrutar. Todo esto a beneficio de una afición a la que no se le cansan las manos de aplaudir.