Tras superar al Bergantiños en un partido más sufrido de lo esperado, la bola sevillista formó parte del bombo de la segunda ronda del torneo del KO. Un bombo que aún seguía teniendo bolas con equipos de Tercera División. Estos humildes conjuntos solo podían enfrentarse a combinados de La Liga, y es por ello que la suerte deparó que el Escobedo fuese la siguiente piedra para el Sevilla en la Copa del Rey.
El Escobedo
El azar decidió que el combinado andaluz tuviese Cantabria como parada para llegar a dieciseisavos de final. Los norteños vienen de eliminar al Málaga en primera ronda, siendo una demostración del peligro del nuevo formato copero.
El próximo oponente de los hispalenses tiene su sede en Escobedo de Camargo, una pequeña localidad en la provincia de Cantabria. Con una población de alrededor de 1500 habitantes, este pueblo alejado del espacio urbano acogerá en el mes de enero el partido que enfrentará a su equipo con el cinco veces campeón del torneo. El estadio del anfitrión es el Eusebio Arce, con capacidad para 2000 espectadores. Estadio que presenció el pase de su equipo a este nuevo round del torneo copero, y que intentará ponerle las cosas complicadas a los hombres de Julen Lopetegui.
Rival peligroso
Un encuentro que, a priori es muy desigual, no lo es tanto. El nuevo formato de la competición beneficia a los combinados más modestos, que tienen oportunidad de vencer en su estadio, ante su gente, a clubes de primera categoría del panorama nacional. Lo visto en la primera ronda, con equipos de Primera División apeados por algunos de estas modestas entidades, mantiene en alerta a los sevillistas, que no deben confiarse ante un Escobedo que intentará dificultar lo máximo posible la clasificación del Sevilla, hasta el punto de soñar con derrotar al pentacampeón de Europa League y Copa.