De gitanos, monos y vikingos

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Oh ciudad de los gitanos y en las esquinas banderas
(Federico García Lorca)

La crónica oculta del partido entre el Getafe y el Sevilla Fútbol Club del Sábado de Gloria se podría resumir en el protagonismo inopinado de calurosos, simios y guerreros nórdicos. Ramos, Quique Sánchez Flores o Acuña pagaron con el pretendido insulto, el precio de la victoria. El caso del camero es una fuerza de la naturaleza que requiere un poco de atención.

Si el Sevilla Fútbol Club hubiera fichado a un defensa central con 27 años y 39 títulos, que van desde copas del mundo a Champions y ligas, y en lo que va de temporada marca siete goles; lo sacamos en andas. Este defensa existe, y es de Camas, y ha sido incubado en la carretera de Utrera, y es sevillista de sangre, y se llama Sergio Ramos, y se canta que sabe a gloria. En el día de su cumpleaños en un partido feo, como todos los que se juegan contra el Getafe, ese defensa central nos dio una victoria importantísima.

Getafe es un campo de fútbol inhóspito, áspero, desagradable. En ese estadio, como en el Bernabéu o en el Metropolitano, hay demasiados racistas que, como siempre que visita el Sevilla Fútbol Club las tierras madrileñas, gritan aquello de “Sevillanos, yonquis y gitanos”, ese insulto del que los Biris han hecho bandera y bufanda. En esta ocasión no les bastó el grito habitual, sino que también la tomaron con Acuña y con Quique Sánchez Flores. Mono y gitano dicen los estúpidos. El racismo popular es una actitud propia de ignorantes con alma de esclavo que creen que pisando más fuerte el suelo cenagoso van a rebotar más alto.

Los racistas creen que ellos no descienden del mono, como acusaban a Acuña, y en eso tienen razón. Solo un pequeño matiz: ni ellos (los racistas), ni los racializados, descienden del mono; son monos, somos monos. El ser humano es una especie de simio (homínido) más y ya está. En este pasado mes de marzo ha muerto el eminente primatólogo holandés Frans de Waal que nos enseñó cuánto compartimos con nuestros compañeros evolutivos, los grandes simios. Muchos no saben que Sevilla fue invadida por los vikingos. El ataque vikingo a Ishbiliya tuvo lugar en el año 844 d.C. La flota vikinga llegó a Sevilla el 25 de septiembre remontando el Guadalquivir, y tomó la ciudad el 3 de octubre. En el Aljarafe quedaron aisladas colonias vikingas que acabaron mezcladas con la población sevillana.

Entre el vikingo de Nyland, el Mono de Acuña y la gitanería de Ramos y Quique Sánchez Flores se llevaron el partido. Jugando a lo que ahora le toca jugar al Sevilla Fútbol Club, a no perder. Romero tiene un pequeño bache de gol, es normal, ya saldrá. Tres puntos más y una jornada menos. En esta semana de pasión padre, el hijo y el espíritu santo han estado calladitos. Algo es algo. Me quedo con el orgullo de la sangre gitana de Sánchez Flores

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