Gracias al resultado del Pizjuán, los hispalenses se clasificaron para la siguiente ronda. El análisis de los datos del encuentro nos da otra visión del frío partido disputado en tierras noruegas. A pesar de todo, el equipo sigue mostrando una cara muy diferente lejos de Nervión.
El Sevilla disputó un duro partido ante el Molde noruego, en la vuelta de los dieciseisavos de final de la Europa League. Los de Emery, que cayeron por 1-0, no pudieron desarrollar el partido que tenían planificado y sufrieron las inclemencias del tiempo. A pesar del resultado adverso, los nervionenses obtuvieron una clara ventaja en muchas facetas del juego, pero no pudieron cristalizar ese dominio y trasladarlo al marcador.
Ciertamente, podría ser muy llamativo que el marcador se quedase finalmente en un simple 1-0. Los pupilos de Unai Emery disfrutaron de claras ocasiones e, incluso, un gol anulado. El Sevilla realizó 19 disparos a puerta, por 10 que realizaron los jugadores del Molde. Aquí encontramos uno de los factores que explica la ausencia de más goles. De todos los disparos, solo 4 de ellos por equipo fueron entre los tres palos. Eso sí, los sevillistas dispararon dos veces contra los postes de la portería noruega.
El frío dejó y el agua-nieve que cayó durante el partido dejaron sin ideas a los jugadores hispalenses. Disfrutaron de un 65% de posesión del balón, pero dicho control no se tradujo en más llegadas a portería y, en cambio, si acarreó una gran cantidad de balones perdidos por parte sevillista, hasta 74. Esta fue uno de los campos donde el Molde fue muy superior al equipo de Emery. Los noruegos perdieron muchos menos balones, 57 y su portero intervino, únicamente, en 13 ocasiones, por 20 intervenciones que tuvo que realizar David Soria, portero titular ayer en el Sevilla. Estos datos aislados nos dicen que el centro del campo sevillista ayer no funcionó. Las pérdidas de balones fueron continuas y esto propició las llegadas del Molde a la meta sevillista, obligando a actuar al portero canterano del Sevilla.