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Alves y Koundé

Mañana comienza una nueva edición de la UEFA Champions League y nuestro Sevilla Fútbol Club repite un año más, haciendo valer ese cuarto puesto que obtuvo la pasada temporada en LaLiga y que al final, quién nos lo iba a decir, nos supo a poco. Nos visita el Salzburgo, líder imbatido en una competición menor como es la suiza, pero al que no deberíamos minusvalorar si es que queremos llegar un poco más lejos este año.

En casa, somos de la opinión de que nos hubiera gustado jugar contra el Barcelona. No sin nuestros argentinos, obviamente, porque ante el equipo culé no puede faltar nadie si se aspira a vencerle, pero sí con el necesario descanso que una buena coordinación entre las competiciones de clubes y de selecciones debería dar. Tenemos la sensación de que venimos poco rodados, de que aún nos falta, porque apenas hemos jugado tres partidos de LaLiga y durante la pretemporada hubo menos bolos por culpa de la pandemia. En un equipo como el Sevilla Fútbol Club, en el que tanto suma el espíritu colectivo, el conjunto y la mano del entrenador, hubiera sido necesario más ensayos, por mucho que el armazón de la temporada pasada se haya conservado.

Y hablando de conservar el armazón, es más que probable, o al menos eso apostamos Jul y Gan y este que les transcribe, que ante el RB Salzburg juegue Jules Koundé. No sabemos si a ustedes les preocupa o no, pero en casa hemos hablado y mucho en estos días sobre el tema. Por los vídeos que hemos visto en las redes, el recibimiento que le han hecho el cuerpo técnico y la plantilla ha sido magnífico y la actitud en los entrenamientos, su trabajo y su sonrisa, también. Por tanto, solo faltamos nosotros, los que acudimos a la grada a poner de nuestra parte para que el ánimo no decaiga y la victoria se consiga.

—Hay que recibirlo como si nada hubiera pasado— afirmó un convencido Gan.

—Es que a lo mejor no ha pasado nada— respondió Jul—. Que no viajara a Elche era prudente, yo no creo que no estuviera consensuado entre todos. A veces, los periodistas se pasan y, con tal de que sea noticia y haya entradas en las páginas, son capaces de insinuar muchas cosas.

—Tampoco te pases, Jul. Si no sabemos lo que ha pasado, no lo sabemos. Que los periodistas son también cabezas de turco cuando no hay otra mejor. Lo que haya pasado es precisamente eso, pasado. Y, además, cada cual tenía sus razones para las posturas que pudieran haber tomado, que las desconocemos. Lo importante es que parece que está centrado y que va a ayudar al equipo como siempre lo ha hecho, incluidos los dos primeros partidos en los que sí participó. Ahora lo que nos toca es apoyar al equipo. Pitar solo le viene bien al adversario.

En estos momentos me acordé de cuando Federico Fazio regresó al Sevilla Fútbol Club cedido. No quise decir nada porque no me iban a hacer ni caso. De acuerdo, era una cuestión aquella bien diferente a la del central francés. El futbolista tenía una cláusula muy baja, no quiso renovar y salió por un precio muy inferior al de su categoría. Y cuando volvió la gente no se lo perdonó. No se lo perdonamos, hasta tal punto que el entrenador solo lo alineaba lejos del Sánchez-Pizjuán, no se atrevía a ponerlo en nuestro estadio.

—¿Pues sabes lo que te digo, Gan? Que ahora que se ha quedado libre Dani Alves deberíamos ficharlo, aunque nada más que sea para que Jules Koundé aprenda de él.

—¿Dani Alves, ahora, con treinta y seis años y con overbooking en la banda derecha? Navas, Montiel, Suso, Lamela… —Gan no parecía muy convencido.

—Dani Alves tiene más o menos la misma edad que Jesús Navas y sigue como él, sin aburrirse de jugar, queriendo más —insistió un lúcido e increíble Jul, que ya comenzaba a ponerse rojo y a quedarle pequeña la camisa—. Y lo que podría aportar en ese vestuario sería mucho. A Jules Koundé en especial. Y todos sabemos que si hemos llegado tan lejos ha sido por la piña que ha sido y es el vestuario. Y ese tío ya sabe lo que es un mal ambiente en el vestuario con Francia.

Y con eso nos quedamos, debatiendo si Dani Alves debiera o no regresar al Sevilla Fútbol Club. Por un día, y sin que sirva de precedente, todos estábamos de acuerdo. Y también con el mismo pálpito, la misma sensación de que este año llegaremos lejos en la Champions. La ilusión, que nunca falte. Ni el aplauso. A todos.

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