Corría el mercado invernal cuando el entonces director deportivo, Joaquín Caparrós, quiso hacerse con los servicios de un tal Munas Dabbur. Poco después, el sevillismo se haría eco de que aquel desconocido ariete tenía a sus espaldas la friolera de 48 goles anotados a final de temporada. La hinchada se ilusionó. Sin embargo, nada parece estar saliendo como se esperaba. El delantero no termina de ser del gusto de Lopetegui a pesar de su condición de goleador y ni siquiera fue convocado contra el Espanyol. Un comienzo poco prometedor, sin duda, aunque únicamente los próximos partidos podrán decir cuál será realmente el futuro de Dabbur.
Dignos predecesores
Que la tesitura en que se encuentra Dabbur no es la más propicia para afrontar un inicio de temporada es una obviedad. No obstante, no es la primera vez en que el sevillismo ve cómo un jugador de rendimiento no cuenta para los entrenadores. En efecto, no hay más que mirar algunos días atrás para fijarse en la figura de Wissam Ben Yedder, y si se hace algo más de memoria, en la de Kévin Gameiro. Ellos, como Dabbur, no fueron en un principio del agrado de sus técnicos y, actualmente, son historia viva del Sevilla, dos de los grandes goleadores nervionenses. Así pues, como se suele decir, no toda esperanza está perdida para el israelí, que tendrá que ser efectivo cuando la oportunidad se le presente para demostrar si Lopetegui se equivoca.
Pero no solamente en Ben Yedder o Gameiro puede mirarse Dabbur, sino también en la figura de Nolito. En efecto, cuando la continuidad del gaditano en el club parecía tener las horas contadas, el jugador dio un golpe sobre la mesa. Trabajó, jugó y marcó. A pesar de que todos creían que su andadura en Sevilla estaba cumplida, ha sido capaz de demostrarle a Lopetegui que aún tiene algo más que dar, y el técnico le dio la titularidad.
La vía dolorosa
Quizá no sea ésta la opción que más le agrade a Dabbur (y posiblemente tampoco al club), pero de no definirse la presencia del ex del Salzburgo en los planes de Julen, no sería descabellada una salida en forma de cesión o traspaso. Un fracaso estrepitoso, qué duda cabe, pero, al fin y al cabo, ya casi no sería extraño que Munas cerrara la lista de «fichajes malditos» que firmó Caparrós.
No se le va dar ni una oportunidad? Sinceramente no lo entiendo con la de jugadores que ha habido con mil oportunidades para no hacer nada…Espero que se quede porque para mi tiene muy buena pinta.