Por si no tuvieramos bastante con el temita de Dani Rovira y sus gracias fuera de nuestra provincia, ya sea en el País Vasco o Cataluña (que nunca entendí por qué un malagueño tiene que hacer de sevillano con la cantidad de buenos actores que tenemos en esta ciudad), por si no tuvieramos suficiente con la misma historia, pero en un hospital, por si no tuvieramos suficiente, y con la cantidad de equipos que había, nos tiene que tocar el Athletic Club de Bilbao.
Otra vez a aguantar el «norte y sur», el «allí abajo» de turno. Las comparaciones, los chistes, las gracias, los goras y los ¡arsa!. Uf, muy cansino todo, la verdad. Básicamente porque tanto ellos como nosotros tenemos el mismo carácter. Ambos pensamos que lo nuestro es lo mejor.
Los atosigaremos de rebujito hasta que no puedan más, nos querán meter el calimocho hasta por las orejas, llenaremos las ciudades de banderas y colores constitucionales y, seguro, alguna inconstitucional. Oiremos entremezclados los «mi arma» con los «ostia, Patxi» y terminarán cantando que Sevlla tiene un color especial. Y lo peor, es que el partido de vuelta, el que se juega en el Sánchez Pizjuán, ¡¡cae en Feria!!. Horror.
Me da más miedo que pereza lo que rodea al partido que el encuentro en sí. Si siempre se ha dicho que los últimos días de la festa grande de la capital hispalense son «para los madrileños y la gente de fuera», este año, con más razón que nunca. Me imagino a cientos de vascos disfrazados de flamenca paseando por el Real. Sí, vascos, masculino plural y sí, disfrazados.
Sólo confío en que la afición sevillista, con eso del rebujito y la euforia feriante estén más calentitos que nunca y motiven al equipo en demasía porque todo apunta a que esto se va a convertir en todo un conflicto bélico al más puro estilo «Norte y Sur».