Jul y Gan se encontraban muy nerviosos con el tema del artículo de hoy. Siempre hemos escrito con posterioridad al encuentro de la jornada del Sevilla FC, pero esta vez no iba a ser así. Lo de hemos escrito es un decir, y perdonen el inciso, porque ellos dictan lo que se les ocurre y yo transcribo, así consta en el contrato que firmamos con La Colina de Nervión cuando pagaron nuestra cláusula de rescisión a La Loma del Políngano, rotativo en el que iniciamos nuestra exitosa carrera periodística.
Cierto es que cuando acaba la temporada, nuestro jefe don Álvaro Fuentes nos obliga a seguir escribiendo cada semana, así reza la letra pequeña del contrato, pero no lo es menos que durante ese tiempo Monchi nos da mucho juego con tanto rumor de fichaje, tanto fichaje deseado y venta en no pocas ocasiones triste. Y como lo de fichar es lo más parecido a discutir sobre quién va a gobernar a partir del 4 de mayo en la región más independentista de la piel de toro, una entelequia, pues tampoco importa mucho, y en verano escribimos de lo que nos venga en gana, que para eso don Álvaro nos quiere una jartá a los tres. O eso nos dijo la última vez que nos rebajó la nómina, y es buena gente es, pero cuando saca las tijeras parece que en vez de dirigir La Colina de Nervión gestiona La Colinet de Pedralbes.
Para colmo, pensábamos que cumplíamos una efeméride importante en estos días, y tampoco. Este es nuestro artículo 196 desde que cambiamos nuestra loma de barrio por esta colina señorial, con lo que no había excusa para celebrar nuestro segundo centenario. Todavía no hay lenguas antiguas para nosotros, así que decidimos comenzar por lo primero que se nos ocurriera y así lo hemos hecho.
Porque tenemos que reconocer que este es un tiempo raro. Parece como si tener los deberes prácticamente hechos con tanta antelación nos privara de las emociones propias del fútbol. Quizás si ganamos hoy al Celta haya quien opte por acompañar a don Vicente del Bosque en la teoría de la candidatura del Sevilla FC a ganar la liga, pero el ambiente que vivimos se asemeja ya mucho más a tiempos de ventana de fichajes, a emociones relacionadas con el anhelo de que nuestro León de San Fernando haya puesto el ojo en nuevos cracks que den lustre a la plantilla y cubran los huecos que tememos.
Ganar al Celta nos ayudaría a continuar persiguiendo quimeras, a soñar con subir algún puesto en la clasificación. Todos firmaríamos eso, posponer las conversaciones de fichajes, más propias de la temporada de caracoles, para dedicarnos ahora a elucubrar sobre si seremos capaces de alcanzar a alguno de los de arriba. Pero también los de arriba nos lo ponen complicado, y aunque Messi se haya ido calentito a casa desde Valdebebas, no parece que vaya a ser el caso. Y bien que nos gustaría a los sevillistas poder devolvérsela.
Lo cierto es que por arriba la clasificación se apelotona y, aunque estemos más cerca del tercero que del quinto, será difícil llegar a esa pelea. Una pelea en la que, como nos den la mínima oportunidad, y esa oportunidad pasa especialmente por nosotros, no seríamos nosotros quienes diríamos que sería imposible ganarla (Impossible is nothing, dicen nuestros patrocinadores, así que vamos que nos vamos). Porque, si el Sevilla FC gana al Celta, si de verdad el equipo cree en sus posibilidades, podemos volver a encontrarnos con la escuadra que doblegó uno por uno a la Roma, al Wolverhampton, al Manchester United y al Inter de Milán. Pero para eso, la primera parada está en Vigo, un estadio en el que, por lo que recuerdan nuestros compañeros de redacción, no nos suelen acompañar los resultados.
Jul y Gan, y yo también, por supuesto, prefieren no cambiar de sueño, alargarlo todo cuanto sea posible. Que Monchi continúe haciendo su trabajo (y que le dedique un ratito a acabar por fin el prólogo del libro sobre Maradona, que no lo vamos a sacar nunca), y que continuemos discutiendo sobre nuestras posibilidades de romper con el poder establecido. Ya llegarán los caracoles.