Ánimo a los críticos

Sección:

Venía la cosa calentita de Alemania en el Sevilla Fútbol Club y en Granada, donde todo es posible, tiene la ocurrencia el plantel de JLo de entregar en bandeja de plata más argumentos a sus críticos.

Que el PSG no le gana al Brujas; vale.

Que el Atlético de Madrid no puede con el Oporto; vale.

Que el Ladrón Madrí pierde con el tal Sheriff, ‘pos’ vale.

Que el ‘mesqueunclub’ va a repaso por partido; muy bien.

Que el Young Boys le casca al Manchester United; y a mí, qué.

Que el Atlético de Madrid gana con un penalti y una expulsión en el tiempo de descuento cubriendo de euforia y satisfacción a toda su afición, pues muy bien. Pero el Sevilla Fútbol Club tiene que pedir perdón por el penalti cobrado por el árbitro después de acudir al VAR en Wolfsburgo, porque hay un sector ultracrítico entre nuestra afición que piensa que los chicos de JLo tienen que pasearse por Europa.

Ninguno de ellos quiere recordar que el mismo árbitro y el mismo VAR se desentendieron de unas manos clarísimas de un defensor alemán, ni quiere asumir que los de rojo tuvieron muchas más ocasiones de gol aquel día que los de verde fosforito. Nada de eso sirve. El Sevilla Fútbol Club tiene que flagelarse por haberse beneficiado de un penalti y, sobre todo, por no haber ganado a un equipo que, como no tiene ningún título reciente, piensan que está compuesto sólo por tuercebotas.

Y por si fuera poco, al cataclismo alemán se une el descalabro granadino, con el paupérrimo espectáculo de los chicos de JLo, cuya actitud en los primeros 20 minutos fue impropia de unos profesionales. Y ahí es ya cuando a los críticos se les hincha el pecho, se les infla la vena del cuello, y arremeten contra todo bicho viviente que lleve el escudo del Sevilla Fútbol Club en su camiseta, elevando a definitivo lo que sólo puede ser provisional estando el campeonato liguero aún en la jornada 8.

Este sector ultraexigente del sevillismo cae contagiado por la tesis de aquellos que no nos quieren bien y se dedican a menospreciar nuestros éxitos argumentando torticeramente que nuestros rivales no tienen calidad y que todo lo conseguido ha sido producto de la suerte. A base de poner objeciones a cualquier resultado de nuestro equipo que sea inferior a un 3-0 favorable a nuestros intereses, los críticos se ubican más cerca de la carretera con destino a Cádiz que en el corazón nervionense de la ciudad. Allá ellos.

Quizá sea por eso que sus vidas son menos felices que la de quienes celebramos cada punto que consigue nuestro equipo porque nos coloca más cerca del objetivo que pretendemos, aunque evidentemente a todos nos gustaría que el Sevilla Fútbol Club estuviera clasificado para las eliminatorias de la Champions en octubre y fuera campeón de Liga en diciembre. Algunos sí somos conscientes de que se disfruta tanto de la meta como del camino; que el fútbol está hecho para celebrar cada éxito conforme vaya llegando, sea cual sea el día de la semana y el modo en que se consiga; y que las metas están dónde están y no antes ni después.

Son esos ultraexigentes quienes tergiversan la opción de que nuestro equipo pueda optar al título de Liga aprovechando la degradación en las plantillas del Ladrón Madrí y el ‘mesqueunclub’. En su opinión, es un fracaso que en la primera plaza de la clasificación no aparezca ya el Sevilla Fútbol Club, como si tuviera la obligación de liderar la tabla desde la primera jornada.

Para ellos no existen trayectorias, recorridos, procesos; todo lo que existe es puntual y concreto. No entienden que las competiciones duran meses y, por tanto, discurren por etapas y fases en las que los rendimientos no son homogéneos sino que se producen altibajos en todos los equipos, con posibilidad incluso de sufrir crisis más o menos graves. En su opinión, no existe nada de eso; se quejarían incluso si el Sevilla ganara la liga en el último minuto de la última jornada.

Sea como sea se trata de una elección personal. Allá cada cual si quiere alegrarse de los avances, grandes o pequeños, que logre el Sevilla Fútbol Club o si, por contra, coloca el listón de su satisfacción en victorias de tres goles como mínimo, por debajo de las cuales todo es denostable. El derecho a ser exigente es tan inalienable como el derecho al libre pensamiento. Es más, incluso podría ser hasta beneficioso el hecho de contar con un sector eternamente crítico, si ello impide que el colectivo sevillista vaya a caer en la complacencia y en el conformismo.

Contar con un quejoso que esté permanentemente enfatizando lo mejorable, despreciando lo meritorio y elevando hasta el infinito la exigencia puede ser algo muy conveniente para hacer de la superación un estilo de vida, como ha hecho el Sevilla FC. Sigan criticando, sigan exigiendo, sigan quejándose; pero no piensen que eso es ambición, eso es inconformismo; y difícilmente conduce a la felicidad. 

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

¿Te gusta La Colina de Nervión? Apóyanos

A partir de solo 1€ puedes apoyar al único periódico que te informa solo y exclusivamente sobre el Sevilla FC. Tu apoyo contribuye a proteger nuestra independencia y nos permitirá poder seguir ofreciendo un periodismo de calidad y abierto para todos los lectores. Cada aportación, sea grande o pequeña, es muy valiosa para nuestro futuro e irá destinada directamente a los componentes de la redacción de La Colina de Nervión.

¡Lo último!

Yerson Mosquera se deja querer

En Castellón el fútbol se vive de forma intensa y si no que se lo digan a los aficionados...

Antes de irte... mira esto: