El Sevilla FC está pagando ahora las consecuencias de haber adoptado un estilo propio y fichar acorde a él. El juego del “tiki taka” o el toque, en los inicios desde hace dos temporadas muy espectacular, pero que a la larga no ha resultado ser útil para afrontar las tres competiciones. Además, el desgaste de este estilo ha hecho que el conjunto de Nervión haya perdido intensidad en los finales de temporadas.
De Sampaoli a Montella
Desde la llegada de Jorge Sampaoli, el cambio del estilo del contragolpe a la posesión cambió incluso la manera de fichar para conseguir jugadores acordes a esta nueva dinámica de juego. La llegada de jugadores como Joaquín Correa o Mudo Vázquez marcaron después un estilo acorde a su juego. El Sevilla de Sampaoli era más goleador, pero también más goleado. El de Casilda batió récords en la primera vuelta, con 42 puntos sumados y luchando por la Liga, pero en el tramo final de la temporada, acabó por desinflarse y firmar la cuarta plaza.
Sampaoli fue historia, pero al aterrizar Berizzo en la capital sevillana se pretendía mantener la continuidad al juego de su homólogo argentino. La fragilidad defensiva que el equipo sevillista tenía no fue tampoco Montella capaz de solventarla, entrando en una dinámica de goleadas que hicieron al Sevilla peligrar su clasificación para competición europea.
Vuelta a los inicios
Tras el regreso más que esperado de Joaquín Caparrós, el Sevilla ha recuperado la solidez defensiva y su efectividad en el ataque. El contragolpe rápido y su solvencia atrás, han hecho que el equipo nervionense vuelva a un juego como el que implantó Unai Emery hasta su marcha en 2016. Tras intentos frustrados con tres entrenadores diferentes en dos temporadas, el esquema de juego sevillista no encontró su fórmula para rendir a la altura de los fichajes que se trajeron.
Con la nueva etapa, desde la Dirección Deportiva tendrán que planificar la temporada acorde al nuevo entrenador que ocupe el banquillo, si finalmente Caparrós no continua al frente del Sevilla FC.