¿Eres una persona nerviosa? La nerviosidad es algo bastante común en las personas hoy en día. La puedes ver en distintos niveles y, por lo general, no suele suponer un problema en la mayoría de las situaciones. Sin embargo, hay momentos en los que se necesita ser una persona calmada para poder tomar decisiones de forma racional.
En el caso de que tu nerviosidad no te permita llevar a cabo estas decisiones deberás de tomar acción. Hay muchas cosas que puedes hacer para poder combatir el nerviosismo o tratarlo. Hoy te damos 8 consejos sobre cómo dominar la nerviosidad, para que puedas tener momentos de más claridad cuando te hagan falta.
Consejos para poder dominar la nerviosidad
Antes de comenzar a aconsejarte para poder afrontar tu nerviosidad, es importante que tengas en cuenta que es esto. Si crees que el nerviosismo puede deberse a algo de cierta gravedad, acude a un especialista de la salud para que pueda orientarte correctamente para tratar el problema que te aflige.
Realiza actividades relajantes
Existen muchas actividades que están destinadas a trabajar la mente junto con el cuerpo. Algunas se vienen practicando hace miles de años, y sirven para muchas más cosas que para dominar la nerviosidad:
- Trabajar la conexión entre cuerpo y mente.
- Mejorar la postura.
- Desarrollar la musculatura del cuerpo.
- Conseguir una mayor coordinación.
- Liberar la tensión.
- Despejar la mente.
Hay muchas y variadas opciones que te permiten conseguir tu objetivo, y que consigo traen otros muchos beneficios.
En la siguiente tabla puedes encontrar la gran variedad de opciones disponibles y escoger la que más te guste y se adecúe a tus necesidades.
| Actividades relajantes | ||
| Artes marciales | Meditación | Ejercicio físico |
| Tai Chi | Yoga | Caminar |
| Taekwondo | Qigong | Pilates |
| Chi Kung | Bodymind | |
Después de unas sesiones de actividad podrás notar cómo te encuentras más relajado y tu mente más despejada. Poco a poco conseguirás controlar el nerviosismo y será cosa del pasado.
Acepta que los nervios son algo natural
Todas las personas, en unas u otras situaciones, se ponen nerviosas. Es importante aceptar que es algo común, que les sucede a todos y que se puede trabajar en mayor o menor medida.
Este es el primer paso para poder hacer frente a este problema. En muchas ocasiones el hecho de ponerte nervioso y no saber el motivo, o pensar que es algo que no debería de suceder, puede hacerte sentir aún más intranquilo.
Una vez que consigues aceptar esto conseguirás quitar peso a esa sensación, y podrás llevarla de una forma mucho más cómoda, evitando que esas inquietudes puedan ponerse en tu camino a la hora de tomar ciertas decisiones.
Prepárate adecuadamente
Generalmente el problema de estar irritable e intranquilo recae en un poco preparación para algo. Si te encuentras en un casino con bono de bienvenida sin deposito, donde te regalan dinero sólo por ingresar el tuyo, es normal que te pongas nervioso y puedas desconfiar. Lo mismo sucede cuando tienes que hablar sobre algún tema del que no tienes mucho conocimiento.
En estos casos parte de la solución es muy sencilla: prepararse adecuadamente. Estudia, investiga y obtén toda la información que puedas para dominar el tema y que no te afecte mentalmente.
Duerme adecuadamente
Uno de los pilares de la salud se encuentra en el sueño. Habrás notado que cuando duermes mal te encuentras muy susceptible, es fácil irritarte y tu estado de ánimo es bastante malo. Lo mismo sucede con tus nervios.
Cuando duermes mal o poco te encuentras con los nervios a flor de piel. Si tienes que hacer algo importante o tomar decisiones que realmente pueden afectarte es muy fácil que éstas se te dificulten.
Haz lo posible para mejorar tus horas de sueño. Es posible que necesites dormir más horas o que debas mejorar la calidad de tu sueño. Busca si el problema se encuentra en tu cama o en tu cabeza, y actúa en función de cuál es la razón que hace que no puedas dormir adecuadamente.
Mejora tu autoestima
Tener una respiración muy agitada y un estado mental de nerviosismo va directamente ligado con la forma en la que te percibes a ti mismo. Una forma de solucionar este problema es aumentando tu autoestima.
Puedes hablar contigo mismo, para tus adentros o frente a un espejo, y hacerlo en un tono positivo. En lugar de tirar por tierra tu estado, apuntando a tus puntos débiles, céntrate en tus puntos fuertes para poder mejorar tu actitud.
Hablar con uno mismo además te permite ver las cosas de una manera más equilibrada, con una perspectiva distinta, y te ayudará a calmarte en los momentos de estrés. En lugar de pensar “no puedo hacerlo”, puedes decirte a ti mismo cosas como “He hecho otras cosas tanto o más difíciles y lo puedo lograr otra vez”.
Estos son algunos de los métodos más populares para mejorar la autoestima:
- No te compares con otras personas, céntrate en tí.
- Haz críticas constructivas sobre tu persona.
- Acéptate y perdónate.
- Dedícate tiempo.
- Trabaja en aquello que te lastre.
- Pon metas realistas que puedas llegar a cumplir.
- Piensa en positivo.
Haz ejercicio de forma regular
¿Hay algún deporte que te llame la atención? Está demostrado que hacer ejercicio nos hace más felices. Mantener el cuerpo en buena forma también forja nuestra actitud y nuestro estado de ánimo, y ayuda a que no aparezcan los nervios en esos momentos que siempre nos incomodan.
Existen muchas formas de hacer que el cerebro segregue serotonina a través del ejercicio físico. Prácticamente todas las actividades que hacen que el cuerpo se mueva permiten que esta hormona llegue al cuerpo y nos tranquilice y de una sensación de paz.
Puedes correr, ir al gimnasio, hacer crossfit o buscar un deporte. Siempre ten en cuenta que sea algo que te guste y que no te vaya a frustrar el hecho de practicarlo. Si se trata de una actividad que puedes hacer con amigos u otras personas también puede traer consigo muchos otros beneficios sociales.
Aprende a respirar
Aunque no lo parezca, la respiración es una parte fundamental de nuestro estado de ánimo. La forma en la que respiramos puede cambiar muchas cosas en nuestra vida. Desde nuestra actitud hasta nuestra forma de hablar, incluso hay estudios que muestran que se modifica la estructura facial si se respira por la boca en lugar de la nariz.
Cuando una persona se encuentra nerviosa es muy común que el ritmo de respiración aumente, se agite y sea entrecortado. Respirar se vuelve más complicado y el cerebro lo toma como una señal de alerta.
Una de las mejores formas para controlar los nervios es respirar lenta y profundamente. Llena los pulmones de aire antes de exhalar. Esto ayudará a que tus pulsaciones bajen y que todo se equilibre
Acude en busca de ayuda
Que una persona está nerviosa puede no ser el fin del mundo, pero para ti puede ser una barrera que parece imposible de superar. Un muro irrompible que no te deja seguir en tu camino.
Buscar apoyo puede ser muy útil cuando sentimos que estamos abrumados o que somos capaces de manejar la nerviosidad por nuestra propia cuenta. Puedes encontrar ayuda en un amigo o familiar. Incluso hablar con alguien con quien tienes una buena relación y confianza puede ayudarte a liberar tensión y hacerte sentir menos solitario.
La ayuda de un profesional de la salud mental siempre será la mejor opción. Un psicólogo podrá guiarte en el proceso de superación de este problema, identificando el motivo por el cual se produce ese excesivo nerviosismo en tu cabeza. Al final del día, son los psicólogos los que mejor entienden a las personas por sus problemas y disponen de las mejores soluciones para ti.
En conclusión, la nerviosidad es algo muy común y que no es tan sencillo de superar. Con estos consejos podrás intentar calmar los nervios en el momento de la acción, y también podrás trabajar los aspectos que están ligados directamente con aquello que produce el problema.
No olvides que lo mejor, cuando tu problema no parece solucionarse, es acudir a un profesional de la salud mental. Pero antes de llegar a este punto, pon a prueba los consejos que te prestamos para poder dominar esta inquietud que te está perjudicando y no te deja disfrutar de una vida sin tanto estrés.