Corría el año 2002 cuando un Sevilla inflamado de coraje y dirigido por Joaquín Caparrós acertó a ganar nada más y nada menos que en el Camp Nou. Con goles de Casquero y Toedtli, los catalanes sucumbieron inesperadamente ante el empuje hispalense. Toda una gesta. Y, en efecto, casi como una gesta debe contarse, que por ser cosa del pasado seguro que habría quien la tuviese por tal. Y es que, en materia de liga, a quince asciende el total de temporadas que lleva el Sevilla sin campeonar en el Camp Nou.
Camp Nou, averno del Sevilla
Si acaso hay algo que no se puede dudar es que quince años son un plazo más que razonable para crear una costumbre. Y casi de costumbre parece mirar la fecha en que el Sevilla visita el Camp Nou como quien mira acongojado la cita del dentista. No en vano, y por desagradable que pueda resultar la comparación, no parece descabellado formularla e incluso se ha extendido entre buena parte de la afición. Pero, ¿qué extraño maleficio embota al Sevilla en ese estadio? Uno casi ancestral, que de suerte no hizo efecto durante la visita del Sevilla en 2010 durante la Copa del Rey. Aún así, casi puede llegar a imaginarse un letrero en el dintel del vestuario en el que rece aquello de «Vosotros que entráis, abandonad toda esperanza», al más puro estilo del infierno de Dante.
El próximo domingo, una vez más, el Sevilla vuelve a visitar aquel averno del que, en Liga, ha logrado salir victorioso en cuatro ocasiones entre la temporada 42/43 y la 18/19. Una vez más, el Sevilla tiene la ocasión de demostrar que la estadística no gana o pierde partidos y que, si ha ganado cuatro veces, puede ganar una quinta. Quién sabe si la ilusión por volver a liderar, la casta y el coraje pueden jugarle una mala partida a los datos y a la historia.