Acaba de terminar el primer asalto del campeonato, la aguja del tiempo de la Liga está en el ecuador y los números del Sevilla no pueden ser mejores, a la vez que ilusionantes. Unas cifras que provocan un cosquilleo en el estómago, con tan sólo mirarlas. Porque, este Sevilla que dirige Jorge Sampaoli no deja de pulverizar registros, batiendo todas sus marcas históricas de goles, puntos, victorias…
El segundo mejor equipo en casa
Además del subcampeonato de invierno, a estas alturas de temporada, el cuadro hispalense es el segundo mejor equipo, tanto como local, como visitante. Jugando en el Ramón Sánchez-Pizjuán, los sevillistas han conseguido veinticuatro puntos de veintisiete posibles, habiendo ganado ocho partidos de los nueve disputados en Nervión. Sólo el Real Madrid mejora la puntuación andaluza, con veintiséis, eso sí, habiendo jugado un partido más en casa que el Sevilla. Bastante rezagado queda el tercero en liza, el Barcelona, con dieciocho puntos y los mismos encuentros disputados como local que los nervionenses.
Y como visitante
Siendo visitante, el cajón del podio lo conforman los mismos equipos, aunque aquí varía el orden. El Sevilla sigue ocupando el segundo lugar, con dieciocho puntos en diez jornadas, después de haber ganado cinco partidos, empatado tres y perdido sólo uno, ante el Granada. En este caso, es el Barcelona el que tiene el honor de ser el mejor visitante de la Liga, con veintitrés puntos, mientras que el Real Madrid se va al tercer lugar con diecisiete, a un solo punto de los sevillistas.
Un Sevilla lleno de ambición
Con la victoria de ayer ante Osasuna, el Sevilla certificó su mejor primera vuelta en la Liga en toda su historia, sumando cuarenta y dos puntos en su casillero y se mantiene a un punto del líder, el Real Madrid. Es verdad que todos estos datos no son tan importantes ahora, en enero, como a final de temporada, en mayo. Pero sí sirven para, además de hacer historia, demostrar la ambición y el hambre de este grupo de jugadores que va decididamente a por todas, sin ponerse límites y sin arrugarse ante cualquier obstáculo que se le presente por este valle de gozos e ilusiones por el que continúa transitando.