Piqué selección

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¿Debe un futbolista expresar su opinión política?, ¿nos parece bien que las exponga solo si piensa como nosotros? Gerard Piqué, futbolista del Barcelona y de la selección española se ha manifestado públicamente a favor del derecho a decidir de los catalanes sobre su pertenencia o no a la nación española, mientras otros, y también diversos deportistas se muestran en contra de realizar un referéndum en el que consulte sobre la independencia de Cataluña. ¿Se opina de política defendiendo la legalidad vigente?, ¿el rasero es el mismo según y cómo opinemos al respecto?

¿Puede jugar Gerard Piqué en la selección española, o debe renunciar por defender una consulta no contemplada en la Constitución Española? Que se sepa, lo que no ha mostrado públicamente ha sido la intención de su voto, y pudiera ser que estuviera a favor del referéndum, como lo estaba la inmensa mayoría de los catalanes según las encuestas, y que su voto fuera negativo, mayoritario también en las encuestas anteriores a la desgraciada actuación policial del domingo.

Es un lugar común que el fútbol despierta pasiones. Nuestro sentido de pertenencia a unos colores tiene que ver con sentimientos irracionales, se enraízan en nuestros lazos familiares, en la niñez, mientras que nuestras ideas políticas se conforman de adultos, y aunque pueda haber influencias familiares, son elegidas y racionalizadas en una fase posterior de la vida, si bien, y a la vista está, las emociones pueden influir sobremanera, sobre todo cuando la tradición democrática es tan corta como la nuestra.

El pasado domingo el Barcelona tuvo que jugar a puerta cerrada por temor a los altercados. ¿Los barcelonistas son independentistas, españolistas? Habrá de todo. ¿Los sevillistas somos de derechas, de izquierdas? Sabemos que nuestras ideas políticas pueden ser tan variadas a las de los barcelonistas, madridistas, béticos o valencianistas, por citar a algunos, y que muchas veces los únicos lazos que nos unen con aficionados de nuestro equipo son el amor a nuestros colores, y que en otras cuestiones nuestras diferencias son abismales, al igual que no es infrecuente que con seguidores de nuestro enemigo más encarnizado nos unan complicidades culturales, políticas o del tipo que sean.

La manifestación de las ideas políticas por parte de las figuras públicas es un tema siempre polémico, y no solo en el fútbol. Johan Cruyff se negó a jugar el Campeonato del Mundo de Argentina en 1978 porque allí había una dictadura militar. No sé si se acuerdan de un caso más reciente, el de Oleguer, un central que también jugó en el Barcelona y que cuando fue llamado al equipo nacional renunció a formar parte porque no se sentía español.

En los ámbitos culturales, entre quienes escribimos, por ejemplo, se teme el rechazo por parte de lectores que no comulgan con tus ideas políticas, de ahí que muchos escritores las oculten, si bien hay otros que las exponen de manera radical con el objeto de vender libros con cargo a tu ideología. Todo sirve para vender, o para no dejar de hacerlo.

 Muchas veces, hasta hablar sobre tus propios colores futbolísticos constituye un problema en algunas profesiones. Conozco varios ejemplos en el periodismo, por ejemplo, de informadores que se niegan a admitir sus filiaciones futbolísticas por miedo a ver peligrar su trabajo.

¿Debería abandonar Piqué la concentración de la selección española? ¿Por qué quiere jugar Piqué, siendo una persona tan implicada en lo político? ¿No será que es favorable al referéndum y contrario a la independencia? No tengo ni idea, pero viendo la claridad de la que siempre hace gala el futbolista, nos guste lo que dice o no, puede que esta sea su opción.

Son días tristes, en los que el apasionamiento del fútbol no va a ayudar, pero creo que el fondo de todo, y me mojo, es la bajísima calidad de nuestra democracia, influida sin duda por nuestra triste historia, y por lo mal que hemos cerrado siempre nuestro pasado, echando tierra sobre nuestras vergüenzas sin permitir que jamás vuelvan a abrirse las sepulturas que las recogen.

El entrenamiento del lunes en Las Rozas ha agravado aún más lo que está sucediendo. Los políticos han abusado hasta la sociedad del símil futbolístico para sus miserias y ahora tenemos el fútbol emponzoñado de la porquería que desprenden los oscuros intereses de algunos. Si esto no se para, los estadios de fútbol van a convertirse en un polvorín y entre todos se van a cargar la gallina de los huevos de oro.

Piqué tiene en mi opinión todo el derecho de expresar sus ideas políticas, y los demás también tenemos el de aceptarlas o rechazarlas, y la obligación de respetarlas siempre y cuando no atenten a los derechos humanos. Y el linchamiento de quien piensa diferente no debería volver a nuestro país, so pena de volver a repetir una vez más nuestra historia.

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