A buen seguro que una importante mayoría de los sevillistas, probablemente comenzando por el equipo gestor, hubiera firmado allá por agosto de 2016 los resultados que a la postre se han obtenido en esta temporada. En lo estrictamente financiero, las perspectivas son cada vez más halagüeñas. En el apartado deportivo, el equipo ha acabado clasificándose de nuevo para la Champions League, una vez asegurada la cuarta plaza en Liga, con lo que eso supone en cuanto a espaldarazo económico y deportivo. Eso sí, a diferencia de la campaña anterior, el acceso no ha garantizado el pase directo a la fase de grupos, y el equipo se verá obligado a disputar la peligrosa fase previa en agosto, con lo que eso conlleva en cuanto a la planificación y preparación física de la plantilla.
Precisamente en la disputa de la presente edición de Champions League se superó esa fase de grupos, sólo por detrás de uno de los equipos que ha acabado convertido en finalista: la Juventus de Turín. Llegar a la ronda de octavos de final parece otro buen resultado a priori. Sin embargo, pisar esa cima supuso el inicio de una cuesta abajo que ha dejado cierto amargor en los paladares de la parroquia de Nervión. El Sevilla caía frente al Leicester e iniciaba desde entonces un periplo más dubitativo y errático que el que exhibió al comienzo del ejercicio, donde se permitió tutear a los gallos de la competición doméstica, Real Madrid y Barcelona. Muchos soñaron entonces, si no con la lucha por el título, al menos con competir con ellos y extender la lucha hasta el final. Pero nada más lejos de la realidad desde el mencionado bajonazo que supuso la eliminación en Champions League, con el colofón en forma de derrota en el Bernabéu el pasado domingo, lo que suponía caer por quinta vez en los últimos 13 encuentros.
Sin perjuicio de lo anterior, y volviendo la vista atrás, los sevillistas que se den cita en el Ramón Sánchez Pizjuán el próximo sábado 20 de mayo, a las 21 horas, tendrán la satisfacción de llegar a la última jornada de Liga con los deberes hechos por parte de su equipo. Enfrente se encontrarán a un ya descendido Osasuna. Lo intrascendente del encuentro no debería desviar la atención de los aficionados, pues sobre el césped habrá mucho que observar: y es que los canteranos tendrán su oportunidad para deleitar a la afición. Hay talento en el filial, a buen seguro las ganas y el empeño no faltarán, y aunque la alineación ofrezca caras menos conocidas para el gran público, el Sevilla sigue siendo favorito para cerrar el año con una nueva victoria: en BetStars se cotiza a 1.12, lo que supone una probabilidad implícita del 89.3%.
Habrá tiempo de sopesar y analizar durante el verano qué va a suponer para el sevillismo la marcha de Monchi o qué va a ocurrir con el banquillo y el sustituto de Sampaoli. Sea como fuere, en lo prosaico queda una temporada positiva. En lo lírico, eso sí, un leve aroma de melancolía.