El adiós de Banega dejó un vacío enorme en el Sevilla Fútbol Club. Se pensó que con el verano y las compras se olvidaría fácilmente la ausencia del argentino. Llegó Franco Vázquez, Correa, Ganso… pero no. La operación no se cerró hasta que Monchi se hizo con el francés Samir Nasri, sin duda el hombre clave para el ataque del equipo de Nervión.
Parece que el francés ha sabido adaptarse a la condición de juego de los rojiblancos y que deja de ser evidente la ausencia de Banega en el centro del campo. Sampaoli, el técnico sevillista, confía en Nasri, el club apuesta por el centrocampista y con sus compañeros se entiende como si llevara toda la vida jugando en el equipo del Ramón Sánchez Pizjuán.
Aquí hay calidad
Y es que Nasri ha sabido heredar de Banega el mando. Un jugador que se caracteriza por saber sacar el balón y distribuirlo por el terreno de juego con buen criterio. Tiene un desparpajo innato y buena visión de juego; es un jugador creativo y letal que, además, tiene llegada en las jugadas y buen disparo. Un jugador clave y determinante para Sampaoli, quien no tiene más remedio que dejarle en su poder el juego ofensivo. Clase, conducción de balón y buena técnica es lo que deja ver Nasri en el césped. Tanto es así que que lleva tres goles (2 en Liga y 1 en Champions). Puede ser, e incluso es, un jugador temido por el rival.
Llegó al Sevilla el jugador que hace sombra a Banega, que fue un jugador intermitente e irregular. Banega, a pesar de su calidad, hubo partidos en los que no sacó a relucir su exquisito juego. Los datos dan la razón a Samir Nasri y su fórmula, con partidos de presencia imprescindible. Ante el Dinamo de Zagred dio 145 pases buenos, tres menos que el equipo rival.
A su compás
El Sevilla tiene a un líder que hace bailar al equipo a su ritmo, brilla y hace brillar a los de Sampaoli. El hombre de moda en Nervión se ofrece y hace jugar al resto de sus compañeros. Sin duda le convierten en líder su implicación y calidad.