Hace ya tres temporadas que Kevin Gameiro viste la camiseta sevillista. Firmó por el Sevilla un delantero ambicioso, pero al que desde el principio le persiguió la sombra de Bacca. Lastre que tuvo que ir dejando con trabajo y esfuerzo atrás, demostró que podía formar parte del once inicial, que su juego se correspondía con las necesidades del equipo y que ayudar en los encuentros era su objetivo.
Gameiro dio un paso adelante, y desde hace algunos meses brilla con luz propia, con más luz que nunca. Sin ninguna duda atraviesa uno de los mejores momentos de su carrera y, como demuestra, hace su mejor temporada como jugador rojiblanco. Se ha metido en el bolsillo a todo el sevillismo. Y no es para menos, si su espíritu goleador ha regalado a todos los sevillistas momentos inigualables que pasan a la historia del conjunto hispalense. Se gana a pulso el reconocimiento de Nervión cada vez que pisa el césped, el aplauso y la ovación de toda la grada.
“Tengo confianza y espero conseguir más goles”.
En esta temporada el francés quiso romper esquemas y superarse. Así lo hace, agarra con fuerza la camiseta de titular y demuestra su valía. Kevin Gameiro anota 21 goles en sus botas desde que comenzase esta temporada: 13 goles en Liga, 3 en Copa del Rey, 3 en la Europa League, 1 en la Champions League y 1 en la SuperCopa de Europa. El delantero ha marcado en esta liga a conjuntos como el Rayo Vallecano, Eibar, Getafe, Sporting, Athletic, Málaga, Levante y Las Palmas. Sin ninguna duda, es un jugador clave para el equipo nervionense y en el que Unai Emery pone su confianza. El francés trabaja y demuestra con números que el técnico vasco puede seguir confiando en él.
Muchos son los equipos que tiene la mirada fijada en el francés y en su peculiar forma de tocar balón, de hacer goles y de llegar a portería como si de pasearse por su casa se tratara. Y es que no solo el Sevilla baila al son de las botas del delantero.
Es un jugador que tiene los pies en la tierra y sabe que tiene que seguir trabajando, que tiene que seguir sumando minutos y que fuera de casa le falta ser más competitivo.
Como él mismo declaró: “Soy feliz en Sevilla”.
Y Sevilla es feliz contigo, Gameiro.