Euforia

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Se entiende por sublimación como el paso de directo de una sustancia de estado sólido a gaseoso sin pasar por el estado líquido. Al proceso contrario, pasar de gas a sólido, se le denomina sublimación inversa, fenómeno que sin duda ha sufrido el Sevilla Fútbol Club desde que con la destitución de Montella el equipo abandonó ese estado difuso, a menudo pestilente, que es el gaseoso, del que parecía no salir ni con una sobredosis de AeroRed. Y mira que salen bien los gases con esas pastillitas, insiste Jul.

Tras la cura de urgencia que administró Caparrós, Pablo Machín ha traído vientos de cambio a Nervión. Aunque para viento, el de levante que asoló el viernes al sector sur de la ciudad, ese que da para Cádiz, provincia famosa por sus vendavales. Hecho este inciso, que Jul y Gan insisten en que introduzca en el artículo como sea, incluso con calzador por si nuestro vecino nos lee a hurtadillas, hay que reconocer que el nuevo Sevilla nos ha dejado eufóricos a los tres. De una forma diferente, de acuerdo al temperamento de cada cual, pero eufóricos, al fin y al cabo.

¿Qué es la euforia? Aunque hay citas, más apropiadas para otros, que la definen como un estado del ánimo propenso al optimismo que se observa en algunas intoxicaciones y enfermedades del sistema nervioso, tales como la betitis, en especial en su variante más grave, la balompaedicus, nosotros elegimos otra más apropiada para nuestro sentimiento, la de un estado de ánimo que produce una sensación de bienestar y capacidad para soportar el dolor.

Euforia, stricto sensu (este pegote de frase me lo marco, el escribidor, yo por mi euforia vallecana), significa fuerza para soportar, y eso es lo que nos debe haber dado la victoria en Vallecas. Fuerza para soportar lo que venga, porque muchas cosas tendrán que venir, y no siempre serán buenas, vendavales que nos puedan hacer temblar.

Es bueno que nos llenemos de euforia, de fuerza para soportar, porque, como dice hoy el maestro don Félix Machuca en Twitter, en este equipo sí nos reconocemos los sevillistas. Y sí, enfrente estaba el admirable Rayo Vallecano, un equipo modesto pero fuerte, al punto de ser capaz de sobrevivir en una ciudad tan cainita, y habrá que ver si los nuestros serán capaces de plantarse sin complejos, esos que nos han perseguido tanto en los últimos tiempos, en el estadio de otros rivales. Quién sabe, pero este equipo huele a que sí, a que podrá ganar o perder puntos, pero no la dignidad. Quizás no nos regale la felicidad de otro título, o de una clasificación para Champions, pero casi seguro que no nos avergonzará. Y eso nos da fuerza, porque es nuestra identidad. Dicen que nunca se rinde. Pues eso.

Sí, hay que acumular reservas de fuerza, para soportar tiempos en los que el viento se vuelva en contra, sea de levante, de la meseta o tramontana, ese vendaval molesto que tanto nos ha acojonado estos años. Ahí se verá si el árbol sembrado por Pablo Machín resistirá los embates de la temporada o será carne de cañón para los taladores del alcalde Juan Espadas, que están haciendo su agosto, nunca mejor dicho, este verano.

No es momento de desatar la euforia, pero tampoco vamos a poner parches antes de que salga un grano que no tiene por qué salir (para eso están el Peroxiben y el antiguo Clearasil). Porque puede ser, por qué no, que las cosas salgan bien, soñar es libre, y quizás seamos capaces de escalar en la tabla a lugares insospechados para los que se creen propietarios exclusivos del chiringuito. Y si eso pasa, deberíamos estar preparados y tener fuerza para soportar. Para soportarlos, en especial a esa manada que no juega en el césped pero que hace y deshace en despachos, hojas parroquiales y vares con be.

Y si ya tuvimos que soportar los manejos federativos hace unas semanas, cuidado con la que nos puede venir si sacamos los pies del plato en el que comen a costa de los demás los amigos del chotis y de la sardana. Teba a caer una buena con la Liga, Sevilla, si haces peligrar el chiringuito de los tres mosqueteros y sus sirvientes. Habrá que dotarse de fuerza para soportar.

Y fuerza para soportar también a esa gente que cobra un sueldo como periodista cuando en realidad lo hace como hooligan de su equipo. En especial, a los que cobran el sueldo de todos los españoles. Este lunes, el Telediario de la mañana abría su sección de deportes con la victoria del Real Madrid en el Bernabéu frente al Getafe. Noticia de gran relevancia al parecer para la Comunidad madrileña, próximamente rebautizada como Nueva España. No abrieron con el primer líder de la Liga, ni con, todavía más importante, lo más importante sin duda, el triunfo del modestísimo Huesca fuera de casa el día de su debut en primera división. Y todavía habrá en la capital del reino por qué crece el desafecto hacia ellos en unos territorios que son España y no colonias de Castilla.

Lo dicho, euforia. Euforia a mansalva, por si hay que aguantar a unos o a otros.

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