Dice la tradición popular que incluso de los momentos más oscuros se puede sacar algo bueno, y ayer el desastroso partido ante el Éibar cumplió con el dicho. A pesar de los dos goles encajados y el milagroso empate, en Nervión hubo quien no dejó escapar la oportunidad de fijarse en un jugador seguido de cerca por el Sevilla para incoporarlo a filas: Rubén Peña. El lateral derecho eibarrés fue una de las piezas clave durante todo el encuentro, lo que no pasaría desapercibido para la secretaría técnica, que ya puso en él sus ojos. Con el descubrimiento de Promes como carrilero y el rendimiento de Navas parece que la posición queda cubierta, aunque no por eso el Sevilla habría dejado de seguir al futbolista.
El escenario ideal
Que una imagen vale más que mil palabras es innegable, aunque también se podría decir que una imagen buena vale más que mil malas. Si bien es verdad que el equipo de la secretaría técnica tiene más que visto al lateral y sus actuaciones, observarlo en casa y midiéndose a un rival de la talla del Sevilla siempre es más clarificador. Además, la buena práctica de Rubén Peña en su posición no fue invisible para los espectadores sevillistas, lo que siempre facilita el visto bueno de la afición a la llegada de un nuevo refuerzo. Velocidad, desborde y solidez defensiva fueron algunas de las características mejor expuestas por el ex del Leganés, que supo ganarle en numerosas ocasiones la partida a Escudero tanto en su faceta ofensiva como defensiva.
A pesar del gran partido firmado ayer por Rubén Peña, su buen estado de forma es una realidad contrastada y evidenciable desde el principio de temporada. También los números juegan en su favor y con veintidós encuentros disputados en liga se ha convertido sin el menor género de dudas en uno de los indiscutibles del once. Por otro lado, el interés del Sevilla no lo pasaría por alto el jugador, que sabe de la importancia de aprovechar la gran oportunidad si desde Nervión llamaran finalmente a su puerta, por lo que podría haber sido una motivación extra para firmar un gran encuentro y demostrar que su sitio en la banda del Sánchez-Pizjuán no está como visitante.