Hoy no quiero hablar del partido de ayer del Sevilla. Ni del Basiela, ni de la expulsión de N´Zonzi. Ni siquiera de la maldición de la no victoria como visitante. Hoy voy a hablar de mis compañeros. Sí, de esos periodistas que lo dan todo cada jornada para sacar adelante sus crónicas. De esos que desde pequeños soñaban con ponerse delante de un micro, de una cámara o un ordenador par que sus escritos llegaran a cuanto más público mejor.
A mí me enseñaron a ser agradecido. Y creo que lo soy. También lo exijo a los demás. Y quisiera desde estas líneas agradecer a todos aquellos que me han enseñado a lo largo de mi carrera y a los que cada día me enseñan con su pasión y tenacidad que algo bueno tiene esta profesión. También quiero agradecer a todos aquellos para los que soy un referente. Y permitidme que me ponga pedante. Más que nada porque es la única explicación que encuentro.
Llevo más de diez año trabajando como periodista en varios medios pero ha tenido que ser el partido Basilea-Sevilla el que me haya hecho ver que, aunque a veces la confianza en mí mismo me flaquee, hay quien piensa que soy el mejor. Me explico.
Una vez terminado el partido correspondiente a los octavos de final de la Europa League, recbí un mensaje de un compañero de este medio. En él se adjuntaba una fotografía que, a simple vista no tenía nada de peculiar. Pero cuál fue mi sorpresa al descubrir que lo que estaba viendo, ya lo había visto yo antes. Y no sólo lo había visto, ¡sino que lo había escrito!.
El pasado 6 de marzo mi artículo de opinión sobre el partido que enfrentó a Getafe y Sevilla llevaba por título «Por qué zeñó, por qué?». Una expresión medio jocosa que se hizo viral hace años gracias a una señora andaluza. En las líneas que lo acompañaban se hablaba de la monotonía de los partidos de los de Emery cuando jugaban fuera de casa y que, en el 99% de los casos, todos terminaban de la misma forma: sin victoria.
Pues bien, ayer, un reputado diario deportivo titulaba, de igual forma, su crónica del partido ante el Basiela. Y no sólo eso, sino que la estructura del artículo era practicamente la misma. De momento no he recibido contestación ni por el mediio en cuestión ni por parte del periodista cuyo nombre obvio para no darle más boato al tema y, más que nada, porque me apenaría saber que anda escaso de ideas o que el título se lo dieron gracias a los fascículos de Planeta DeAgostini. Así que, francamente, prefiero pensar que me he convertido en su referente y que sencillamente, en La Colina de Nervión, trabajamos sólo los mejores.
He dicho.