El Sevilla cayó derrotado en la final de la Copa del Rey ante el Barcelona en un partido muy disputado, en el que se dejó el alma y la piel en el campo pero no pudo aprovechar su superioridad numérica tras la expulsión de Mascherano. Banega vio la roja directa antes del pitido final y el encuentro cambió por completo. En la prórroga, los goles de Jordi Alba y Neymar llevaron la Copa a Barcelona.
Madrid amaneció más roja y blanca que nunca gracias a los miles de sevillistas que llenaron de colorido las calles del centro de la capital. De la misma forma que el Vicente Calderón lucía esos mismos colores de una forma más especial que de costumbre, con más de veinticinco mil almas sevillistas que convirtieron el estadio del Atlético de Madrid en el Ramón Sánchez Pizjuán. El Sevilla ya ganaba por goleada en la grada. Pero en el césped, hoy la suerte no estuvo del lado del Sevilla.
Hay diferentes formas de perder una final y el equipo nervionense lo hizo como lo hacen los campeones. Los de Unai Emery supieron anular el centro del campo y al tridente del Barcelona formado por Messi, Luis Suárez y Neymar. Al conjunto culé le fue imposible hacer el juego de posesión y ataque que acostumbra. El Sevilla presionaba tímidamente arriba para intentar impedir la salida de balón del Barcelona y luego esperaba replegado atrás, bien ordenado, sin dejar espacios a los delanteros rivales, para después salir al contragolpe. El equipo de Unai disfrutó de algunas llegadas a la portería defendida por Ter Stegen, pero sin demasiado peligro. A medida que pasaban los minutos, el Barcelona se hacía con el control del partido, aunque sin demasiada fluidez y Busquets, Iniesta y Messi se erigían como los mejores de los culés. En el minuto 35, llegó la jugada clave del partido. Mascherano cazó por detrás a Gameiro, que ya enfilaba el marco del guardameta azulgrana, y vio la tarjeta roja directa. El Barcelona se quedaba con diez jugadores. Banega lazó la falta y a punto estuvo de significar el gol sevillista, si no fuera porque Ter Stegen despejó a córner con una manopla brillante. A partir de ahí el Sevilla se hizo con el control del partido, aunque Piqué puso en aprietos a Sergio Rico en los últimos minutos con un gran remate de cabeza pero el balón se marchó fuera.
Roles invertidos
En la segunda parte se invirtieron los roles. El Barcelona esperaba agazapado atrás para salir al contragolpe y el Sevilla era quien tenía la manija del partido y el balón. Luis Enrique quitó a Rakitic para poner a Mathieu y fortalecer la zaga azulgrana, pero el centro del campo se quedó mermado. Messi hacía de mediapunta, ayudando a Busquets e Iniesta y Luis Suárez y Neymar intentaban sorprender a la defensa sevillista. El Sevilla sabía que tenía una gran oportunidad para imponerse al Barcelona y salió enchufado. A los cuatro minutos, Banega estrelló un balón al palo, tras un derechazo impecable desde fuera del área. En el minuto 10, Luis Suárez tuvo que marcharse del partido por una lesión muscular y entró en su lugar Rafinha. El partido se ponía más a favor de los nervionenses. En ese momento, Banega cogió la batuta para convertirse en el director de una orquesta que tenía cada vez más color sevillista. Sin embargo, lo de Emery no creaban mucho peligro, se mostraron algo precipitados en ataque y, cada vez que llegaba a la portería rival, se encontraba con un muro llamado Piqué, que se convertía en el salvador del Barcelona. El Sevilla empezó a acusar el cansancio y el Barcelona salía vivo de sus peores minutos. A los 33 minutos, Unai Emery dio entrada en el campo a Knoplyanka por Mariano. El Sevilla acusó la ausencia del lateral brasileño, que había anulado por completo a Neymar. Conforme se acercaba el final del partido, el miedo se apoderaba de ambos equipos que parecían firmar un armisticio para llegar la prórroga. Pero en el último minuto, Banega vio la roja directa tras una falta clara a Neymar que se marchaba sólo hacia la portería de Sergio Rico. La expulsión destrozó al equipo de Emery que debía afrontar la prórroga sin su hombre más importante.
Una prórroga cruel
La prórroga empezó de manera parecida a la primera parte, con un aviso de Gameiro en el minuto 5. Pero en la jugada siguiente, el Barcelona sorprendió al contragolpe al Sevilla y Jordi Alba superó a Sergio Rico, estableciendo el 1-0 en el marcador. Los azulgranas se ponían por delante y el partido se ponía muy cuesta arriba para el Sevilla. A partir de ahí, el Barcelona controló el partido en todo momento y el equipo sevillista, sin Banega, se mostraba incapaz de llegar al marco barcelonista y físicamente destruido. Llorente entró por Iborra para intentar cazar algún centro de Konoplyanka o Vitolo que no llegó. En otra contra, el Barcelona sentenció con un gol de Neymar y enviaba la Copa a la ciudad condal.
Se escapó así una gran oportunidad de ganar la sexta Copa de España para el Sevilla. El equipo lo dio todo, se armó de casta y coraje y no se rindió en ningún momento, como reza su himno. Pero no fue suficiente para ganar a un Barcelona que se vio superado durante buena parte del encuentro. El enorme esfuerzo físico en la final de la Europa League hace cuatro días hizo mella en los de Emery que, finalmente, sucumbieron ante el poderío azulgrana.
Ficha del encuentro:
FC Barcelona: Ter Stegen,Ter Stegen, Daniel Alves, Piqué, Mascherano, Jordi Alba (Sergi Roberto, minuto 120), Busquets, Rakitic (Mathieu, minuto 46), Iniesta, Neymar, Messi y Luis Suárez (Rafinha, minuto 56).
Sevilla FC: Sergio Rico, Mariano (Konoplyanka, minuto 79), Rami, Dani Carriço, Escudero, Krychowiak, Iborra (Fernando Llorente, minuto 106), Coke, Éver Banega, Vitolo y Kevin Gameiro.
Goles: 1-0, minuto 96: Jordi Alba. 2-0, minuto 122: Neymar.
Colegiado: Del Cerro Grande, madrileño.
Incidencias: Partido correspondiente a la final de Copa del Rey.